Que Barack Obama sea el primer presidente negro de Estados Unidos imponiéndose en las elecciones de noviembre al republicano John McCain depende, no en último lugar, de una mujer: Hillary Clinton.
La ventaja de Obama es demasiado ajustada tras los cinco meses de maratón preelectoral y demasiado grande es la frustración entre los seguidores de Clinton, sobre todo entre las mujeres.Si el candidato de 46 años, atractivo para las masas, a quienes muchos ya comparan con el joven John F. Kennedy, quiere llegar a la Casa Blanca, necesita el apoyo de Clinton.
La ex primera dama, que durante mucho tiempo se consideró favorita, ha quedado en "segundo lugar" tras las primarias del martes en Dakota del Sur y Montana, pero no es una perdedora: y así de segura de sí misma habló la senadora de 60 años en la noche electoral.Dispuesta a conformarse posiblemente con el puesto de candidata a la vicepresidencia, Clinton ha demostrado ser así como "la fórmula real" hacia la victoria electoral de los demócratas en las presidenciales.
Pese a que en el campo de Obama existe una considerable oposición a esa solución, sobre la que ya se especula cada vez más desde hace semanas, muchos reconocen que "es la mejor opción, quizá la única oportunidad", consideraba un comentarista de la televisión CNN.
Durante mucho tiempo Clinton se mostró implacable con Obama y en la batalla lo atacó duramente: puso en duda públicamente su competencia, asegurando que ella misma sería una "mejor presidenta", apelando con franzqueza a su experiencia como primera dama en la Casa Blanca.
Su argumento: desde el "día uno" ella ya estaba preparada para la presidencia, dijo, calificando al mismo tiempo a Obama de "novato" sin experiencia, con lo que podría haber reducido sus posibilidades de vencer las eleccioens.Sin embargo desde hacía semanas evitaba los ataques frontales y su retórica se hizo más conciliadora: el camino hacia un "acuerdo amistoso", que hace semanas muchos expertos consideraban totalmente aguado, parecía abrirse de nuevo.
Del campo de Obama se filtró que ya tuvieron lugar los primeros contactos. Cuando todo haya terminado "me gustaría reunirme con ella, ella puede poner hora y lugar", anunció.Expertos de la escena política en Washington indican que los candidatos ya podrían haber elegido a un aspirante a la vicepresidencia al que no les debe unir "necesariamente un puro amor".
El problema es la magullada situación anímica interna del partio demócrata. Sobre todo las mujeres están profundamente frustradas de que su candidata, pese a todos los laureles anticipados, no haya logrado ser la primera mujer candidata a la presidencia en Estados Unidos.Durante un discurso el martes ante sus seguidores en Nueva York, Clinton destacó haber alcanzado más votos que Obama en grandes y decisivos estados y entre mujeres, trabajadores blancos y ancianos. Y precisamente de esos sectores depende la elección del 4 de noviembre.Las últimas encuestas alarmaron al partido, al señalar que alrededor de una quinta parte de los seguidores de Clinton negarían su apoyo a Obama e incluso votaría por su contrincante republicano McCain.
No por casualidad exigió Clinton en la noche electoral que los 18 millones de estadounidenses que la apoyaron en las primarias demócratas "sean escuchados y respetados".En vista de los malos presagios, la mayor plegaria del partido es por la "reconciliación": sin la ayuda de Clinton, a Obama se le escaparía la victoria en las elecciones del 4 de noviembre. "El la necesita a ella más que ella a él", resumió un comentarista televisivo la difícil relación de ambos políticos. Una cosa está clara: Clinton no es una perdedora sin influencia y sin poder.Más información en la edición de mañana de Diario de Yucatán.
clinton obama dupleta ganadora
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