Seguidores de Obama felicitan al candidato demócrata
Seguidores de Obama felicitan al candidato demócrata por su victoria en las primarias, en un acto celebrado en Saint Paul (Minnesota), la noche del martes.
AP - 05/06/2008
La carrera hacia la Casa Blanca
El candidato demócrata promete una nueva política para Estados Unidos
ANTONIO CAÑO - Washington - 05/06/2008
"Afronto este reto con profunda humildad y reconociendo mis propias limitaciones", dijo Barack Obama la noche del martes en Minnesota para confirmarse como el candidato presidencial más excepcional de la historia de EE UU, una historia que puede agrandarse hasta nuevos límites en el periplo insólito que comienza. "Una travesía que traerá nuevos y mejores días para Estados Unidos", prometió el político negro que en cuatro años ha pasado del Senado de Illinois a la nominación demócrata y que en 46 de vida puede pasar de una familia dividida a la Casa Blanca para reivindicar la vigencia del sueño americano.
Es tan gigantesco el paso en un país en el que cuando Obama nació aún existía la segregación racial que costaba creer que el hombre que ayer se subía a la tribuna de la AIPAC, el principal lobby pro-Israel de Washington, para garantizar su apoyo a ese país, era un candidato presidencial, hoy con etiqueta de favorito.
Obama apenas tuvo tiempo de saborear el triunfo en las primarias antes de sumergirse en la confrontación con su rival republicano, John McCain. Su debut como candidato fue en uno de los círculos sagrados del poder norteamericano, donde garantizó firmeza en la protección de Israel.
La política exterior, sobre todo en lo que respecta a la guerra de Irak -"mantener a nuestras tropas maniatadas en Irak es la mejor manera de fortalecer a Irán", dijo Obama ayer- , será, sin duda, uno de los grandes asuntos de debate de esta campaña. Pero en este primer día de esa carrera, bajo los efectos aún de la borrachera de simbolismo, pesa todavía más el perfil de la persona que participa en ella. Nunca un negro ha asistido a una reunión de líderes del G-8 o a una cumbre de la OTAN, por mencionar sólo algunos ejemplos del desafío que se presenta.
Barack Obama promete una nueva política en unos Estados Unidos revitalizados. "Éste es nuestro momento. Ésta es nuestra hora de pasar la página de las políticas del pasado. Nuestro tiempo traerá nuevas energías y nuevas ideas para hacer frente a los retos que nos esperan... Éste es nuestro momento para restaurar la imagen de nuestro país como la última y la mejor esperanza sobre la faz de la Tierra", dijo el candidato en su discurso triunfal.
Los instrumentos mostrados por Obama para esa misión son, sin embargo, bastante comunes en la política estadounidense de altura y han sido escuchados ya antes en la oferta del senador de Illinois: unidad y optimismo. Obama prometió superar las barreras partidistas y confiar en la potencia del pueblo norteamericano cuando rema en el mismo sentido. "He comprobado que, por encima de todas las etiquetas y falsas divisiones... los estadounidenses somos un pueblo decente, generoso y compasivo, unido por grandes desafíos y grandes esperanzas comunes", dijo.
Esa oferta de unidad incluye, al menos en estas etapas iniciales del duelo, un reconocimiento al contrincante. "Rindo honores a los servicios que ha prestado a la nación y respeto sus muchos méritos, incluso aunque él decida no reconocer los míos", afirmó Obama.
Entre los elogios y la señalización del horizonte, Obama ha dejado ver en sus primeras horas como candidato algunos contrastes con el modesto aspirante que, viniendo de atrás, consiguió la proeza de derrotar a la mujer más famosa del mundo. No en su estilo, que ayer elogiaba algún periodista veterano, como Tom Brokaw, como "el más carismático que ha conocido este país desde John Kennedy". Pero sí en su contenido. Obama ha introducido ya algún elemento de caución sobre la prometida retirada de Irak -"tenemos que ser tan cuidadosos en la salida como imprudentes fuimos para entrar"- y, frente a las sospechas por su pasado y su apellido, ha reforzado su ángulo patriótico -"puede que nos llamemos republicanos o demócratas, pero somos primero norteamericanos. ¡Siempre somos primero norteamericanos!"-.
Como nota dominante, el primer mensaje de Obama a los votantes ha sido, no obstante, un mensaje de cambio. "Cambio para asumir que las amenazas que hoy sufrimos no requieren sólo de poder militar, sino del poder de nuestra diplomacia... Cambio para construir una economía que no premie sólo a los ricos... Para conseguir seguro de salud para todas las personas que lo deseen... Para acabar con nuestra adicción al petróleo de los dictadores... Para invertir en un futuro de energía limpia... ¡Ése es el cambio que necesitamos!".
Es una visión del mundo y del futuro que desde hoy mismo será puesta en público y apasionante contraste con la de un héroe de guerra que tiene mucho que decir al respecto.
Una carrera meteórica
- Familia. Obama nació en Honolulú (Hawai) el 4 de agosto de 1961 y fue criado entre Estados Unidos e Indonesia. Es hijo de Barack Obama Sr., un economista keniano formado en Harvard, y de Ann Dunham, de Wichita (Kansas). Ambos han fallecido. Desde 1992 está casado con Michelle Robinson y tiene dos hijas.
- Formación. Estudió en las universidades de Harvard y de Columbia. En los noventa fue profesor y abogado defensor de los derechos civiles en Chicago.
- Carrera política. En 1997 se convirtió en senador estatal en Illinois. Su discurso en la Convención Nacional del Partido Demócrata, en julio de 2004, fue clave para su despegue político. Cuatro meses después era elegido para el Senado de EE UU.
- Libros. Sus autobiografías, The Audacity of Hope (La Audacia de la Esperanza, de 1995) y Dreams from my Father (Sueños de mi Padre, de 2006), son superventas. Ha ganado dos Grammy por los audiolibros de sus autobiografías, leídos por él. Como dicen los analistas, el secreto de su éxito reside en el poder de la palabra.
Seguidores de Obama felicitan al candidato demócrata por su victoria en las primarias, en un acto celebrado en Saint Paul (Minnesota), la noche del martes.
AP - 05/06/2008
La carrera hacia la Casa Blanca
El candidato demócrata promete una nueva política para Estados Unidos
ANTONIO CAÑO - Washington - 05/06/2008
"Afronto este reto con profunda humildad y reconociendo mis propias limitaciones", dijo Barack Obama la noche del martes en Minnesota para confirmarse como el candidato presidencial más excepcional de la historia de EE UU, una historia que puede agrandarse hasta nuevos límites en el periplo insólito que comienza. "Una travesía que traerá nuevos y mejores días para Estados Unidos", prometió el político negro que en cuatro años ha pasado del Senado de Illinois a la nominación demócrata y que en 46 de vida puede pasar de una familia dividida a la Casa Blanca para reivindicar la vigencia del sueño americano.
Es tan gigantesco el paso en un país en el que cuando Obama nació aún existía la segregación racial que costaba creer que el hombre que ayer se subía a la tribuna de la AIPAC, el principal lobby pro-Israel de Washington, para garantizar su apoyo a ese país, era un candidato presidencial, hoy con etiqueta de favorito.
Obama apenas tuvo tiempo de saborear el triunfo en las primarias antes de sumergirse en la confrontación con su rival republicano, John McCain. Su debut como candidato fue en uno de los círculos sagrados del poder norteamericano, donde garantizó firmeza en la protección de Israel.
La política exterior, sobre todo en lo que respecta a la guerra de Irak -"mantener a nuestras tropas maniatadas en Irak es la mejor manera de fortalecer a Irán", dijo Obama ayer- , será, sin duda, uno de los grandes asuntos de debate de esta campaña. Pero en este primer día de esa carrera, bajo los efectos aún de la borrachera de simbolismo, pesa todavía más el perfil de la persona que participa en ella. Nunca un negro ha asistido a una reunión de líderes del G-8 o a una cumbre de la OTAN, por mencionar sólo algunos ejemplos del desafío que se presenta.
Barack Obama promete una nueva política en unos Estados Unidos revitalizados. "Éste es nuestro momento. Ésta es nuestra hora de pasar la página de las políticas del pasado. Nuestro tiempo traerá nuevas energías y nuevas ideas para hacer frente a los retos que nos esperan... Éste es nuestro momento para restaurar la imagen de nuestro país como la última y la mejor esperanza sobre la faz de la Tierra", dijo el candidato en su discurso triunfal.
Los instrumentos mostrados por Obama para esa misión son, sin embargo, bastante comunes en la política estadounidense de altura y han sido escuchados ya antes en la oferta del senador de Illinois: unidad y optimismo. Obama prometió superar las barreras partidistas y confiar en la potencia del pueblo norteamericano cuando rema en el mismo sentido. "He comprobado que, por encima de todas las etiquetas y falsas divisiones... los estadounidenses somos un pueblo decente, generoso y compasivo, unido por grandes desafíos y grandes esperanzas comunes", dijo.
Esa oferta de unidad incluye, al menos en estas etapas iniciales del duelo, un reconocimiento al contrincante. "Rindo honores a los servicios que ha prestado a la nación y respeto sus muchos méritos, incluso aunque él decida no reconocer los míos", afirmó Obama.
Entre los elogios y la señalización del horizonte, Obama ha dejado ver en sus primeras horas como candidato algunos contrastes con el modesto aspirante que, viniendo de atrás, consiguió la proeza de derrotar a la mujer más famosa del mundo. No en su estilo, que ayer elogiaba algún periodista veterano, como Tom Brokaw, como "el más carismático que ha conocido este país desde John Kennedy". Pero sí en su contenido. Obama ha introducido ya algún elemento de caución sobre la prometida retirada de Irak -"tenemos que ser tan cuidadosos en la salida como imprudentes fuimos para entrar"- y, frente a las sospechas por su pasado y su apellido, ha reforzado su ángulo patriótico -"puede que nos llamemos republicanos o demócratas, pero somos primero norteamericanos. ¡Siempre somos primero norteamericanos!"-.
Como nota dominante, el primer mensaje de Obama a los votantes ha sido, no obstante, un mensaje de cambio. "Cambio para asumir que las amenazas que hoy sufrimos no requieren sólo de poder militar, sino del poder de nuestra diplomacia... Cambio para construir una economía que no premie sólo a los ricos... Para conseguir seguro de salud para todas las personas que lo deseen... Para acabar con nuestra adicción al petróleo de los dictadores... Para invertir en un futuro de energía limpia... ¡Ése es el cambio que necesitamos!".
Es una visión del mundo y del futuro que desde hoy mismo será puesta en público y apasionante contraste con la de un héroe de guerra que tiene mucho que decir al respecto.
Una carrera meteórica
- Familia. Obama nació en Honolulú (Hawai) el 4 de agosto de 1961 y fue criado entre Estados Unidos e Indonesia. Es hijo de Barack Obama Sr., un economista keniano formado en Harvard, y de Ann Dunham, de Wichita (Kansas). Ambos han fallecido. Desde 1992 está casado con Michelle Robinson y tiene dos hijas.
- Formación. Estudió en las universidades de Harvard y de Columbia. En los noventa fue profesor y abogado defensor de los derechos civiles en Chicago.
- Carrera política. En 1997 se convirtió en senador estatal en Illinois. Su discurso en la Convención Nacional del Partido Demócrata, en julio de 2004, fue clave para su despegue político. Cuatro meses después era elegido para el Senado de EE UU.
- Libros. Sus autobiografías, The Audacity of Hope (La Audacia de la Esperanza, de 1995) y Dreams from my Father (Sueños de mi Padre, de 2006), son superventas. Ha ganado dos Grammy por los audiolibros de sus autobiografías, leídos por él. Como dicen los analistas, el secreto de su éxito reside en el poder de la palabra.
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