REPORTAJE: La carrera hacia la Casa Blanca
Obama sale reforzado en Florida y Michigan ante la convención demócrata - La senadora se apoya en su victoria en Puerto Rico para continuar la batalla
ANTONIO CAÑO - Washington - 02/06/2008
Hillary Clinton obtuvo ayer en Puerto Rico lo que probablemente será su última victoria en las primarias demócratas estadounidenses, que concluyen mañana con las elecciones de Montana y Dakota del Sur, donde el favorito es Barack Obama. ¿Será entonces también el final de la carrera presidencial de la ex primera dama? Nadie puede aún contestar a esa pregunta con certeza. Pero, por lo visto en las últimas horas, da la impresión de que Clinton está dispuesta a prolongar el drama.
La indignación de la senadora por Nueva York es mayor en el caso de Michigan
El voto de ambos Estados valdrá la mitad en la reunión del partido en agosto
El partido resuelve adjudicar a Obama el 40% de los votos 'no comprometidos'
Clinton gana 24 delegados más, pero su rival tiene 176 de ventaja
Hillary Clinton ha demostrado una gran tenacidad para sacar optimismo de los peores reveses y para explotar al máximo sus esporádicos triunfos. En cada esquina encuentra un argumento que demuestra que ella es mejor candidata que Obama y que el partido acabará dándole la nominación presidencial.
Este fin de semana ha tenido un poco de todo: un severo contratiempo, por la decisión del Comité Nacional Demócrata (DNC, en sus siglas en inglés) de reconocer sólo la mitad de los delegados de las elecciones penalizadas en Michigan y Florida; y un relativo éxito, con su victoria en Puerto Rico. Pero ambos son, vistos desde la campaña de Clinton, poderosas razones para continuar la batalla.
La decisión del DNC, que pone fin a una larga polémica sobre los dos Estados cuyas primarias fueron suspendidas por haber sido adelantadas sin permiso del partido, le da a Clinton un añadido neto de 24 delegados a su cuenta particular. Eso es muy poco para superar a Obama, que tiene ahora una ventaja de 176, pero, sobre todo, es menos de lo que esperaba obtener si las elecciones de Michigan y Florida hubieran sido aceptadas al 100%.
Un comunicado oficial de la campaña de Clinton calificaba ayer el acuerdo obtenido el sábado en la reunión del Comité de Reglas del DNC como "una decisión que viola los principios de nuestra democracia y de nuestro partido". El representante de Clinton en esa reunión, Harold Ickes, anunció en la misma que la senadora se reserva el derecho de recurrir este acuerdo ante la próxima Convención del partido, el mes de agosto en Denver, lo que agigantaría el riesgo de división entre los demócratas.
Clinton quería el reconocimiento pleno de las elecciones de Florida porque, aunque ese Estado violó el calendario oficial, las primarias fueron limpias, con amplia participación y en igualdad de oportunidades para los dos candidatos, puesto que ninguno de los dos hizo campaña. También es cierto que todos, empezando por el propio Estado, estaban advertidos previamente por el DNC de que el resultado no sería tenido en cuenta.
La indignación de Clinton es aún mayor en el caso de Michigan, donde el DNC decidió apuntar en la columna de Obama los votos no comprometidos, que fueron el 40% de los emitidos. Obama había retirado su nombre de las papeletas de votación después de que el partido decidiera anular las elecciones primarias en ese Estado. Clinton mantuvo el suyo y ganó con un 55%.
Los demócratas confiaban en dejar todo este lío a sus espaldas después de la decisión del sábado, pero ahora hay que esperar a ver qué decide Clinton. La victoria en Puerto Rico puede darle nuevas razones para continuar, recurriendo al argumento de que ella, aun teniendo menos delegados, tiene más votos populares que Obama. Eso es cierto sólo si se incluyen Florida y Michigan al 100% y si no se le reconocen a Obama el 40% de no comprometidos de Michigan, y aun así, esa cifra puede también favorecer a Obama después de Montana y Dakota del Sur.
En todo caso, las elecciones primarias las gana el que más delegados tiene, no el que tiene más votos. Igual que la presidencia de EE UU la obtiene el que más miembros del colegio electoral alcanza, no más votos. De lo contrario, Al Gore hubiera sido presidente en lugar de George Bush.
El presidente de la campaña de Clinton, Terry McAuliffe, insistió ayer en que, después de las primarias de mañana, "Obama sólo tendrá una ventaja de un centenar de delegados y el partido va a dar la nominación a Clinton". Preguntado si la senadora iba a llevar la batalla hasta la Convención, contestó: "Queremos dejar todas las opciones abiertas".
Obama rompe con su polémica iglesia
Con la esperanza de dejar atrás el que ha sido el episodio más dañino de su campaña, Barack Obama ha decidido separarse de la iglesia de Chicago a la que ha pertenecido durante más de 20 años y en la que predicó durante mucho tiempo un pastor radical, Jeremiah Wright, que en su día inspiró al candidato presidencial y que ahora le destruía con sus sermones explosivos sobre el racismo y la política exterior de Estados Unidos.
"Tomo esta decisión con tristeza", dijo Obama ante los periodistas el sábado por la noche. "Nuestras relaciones con la iglesia de la Trinidad se han hecho tirantes después de las declaraciones del reverendo Wright. Esa controversia se ha convertido en una distracción para otros miembros de esa iglesia que quieren rezar en paz", dijo el senador.
A la polémica de Wright se había unido esta semana otro sermón pronunciado en esa misma iglesia por un cura católico, también amigo de Obama, Michael Pfleger, que ridiculizó a Hillary y Bill Clinton, a quienes reprochó, en términos teatrales y muy ofensivos, que se creyeran predestinados a la victoria por ser de raza blanca.
La iglesia de la Trinidad se había convertido en una continua fuente de problemas para Obama. Los periodistas revisaban cada día sermones actuales y pasados en busca de posibles escándalos, investigaban a sus miembros e indagaban en el pasado del actual pastor, Otis Moss, con la esperanza de encontrar munición contra el candidato demócrata.
Ahora, Obama y su esposa, Michelle, están a la búsqueda de una nueva iglesia, y a buen seguro que no completarán esa búsqueda hasta después de las elecciones para evitarse sorpresas. Estas cuestiones relativas a la fe, que en Europa se ven tan extrañas, desempeñan un papel muy importante en las elecciones estadounidenses.
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