11 junio 2009

EL DISCURSO HISTORICO DE OBAMA...

12.06.09 -
INOCENCIO F. ARIAS


GASPAR MENA
«En su envidiable retórica, Obama citó cuatro veces el Corán, afirmó que el Islam es parte de América y encandiló a no pocos musulmanes»
Para unos fue el acabóse, comparándolo a los de Truman en 1947 y Reagan en 1987. El primero marcó el inicio de la guerra fría cuando Truman manifestó que Estados Unidos se opondría a la voracidad soviética, el segundo, en Berlín (»Derribe ese muro, señor Gorbachef») fue el preludio del fin de esa guerra . Para otros, ha sido un bonito sermón con resultados dudosos.
En todo caso, la intervención de Obama en la Universidad del El Cairo ha impactado. Se escribe que es un hito histórico en las relaciones con los musulmanes. El presidente, con humildad, ha realzado la importancia del Islam, reconocido errores de Estados Unidos (la intervención en Irán en el golpe de Estado que instaló al Sha), remachado que los palestinos tienen derecho a un Estado y comparado su lucha con la de los negros hace años en Sudáfrica.
En su envidiable retórica, Obama citó cuatro veces el Corán, afirmó que el Islam es parte de América y encandiló a no pocos musulmanes -el discurso fue pasado en directo en ciertos países y censurado en otros-, cuando remachó que los americanos y los musulmanes quieren tener la capacidad de «amar a nuestras sociedades, nuestras familias y nuestro Dios». La equiparación fue apreciada.

El discurso de Obama era un gran ejercicio de relaciones públicas, un intento de mejorar la maltrecha imagen que su país tiene en el mundo musulmán. Ganar el corazón islámico no se logra de la noche a la mañana. La tarea es hercúlea, las percepciones mutuas son funestas: En Estados Unidos hay una pobre visión del mundo exterior musulmán, no es raro identificar islamismo con terrorismo (aunque los seis millones de estadounidenses musulmanes estén integrados en la sociedad). En el mundo musulmán, Estados Unidos es percibido como el país prepotente y colonialista por excelencia. Las palabras de Obama intentan difuminar esa impresión hostil, ha querido anular el argumento fundamentalista de que a los musulmanes se les roba y no se les respeta.

Para numerosos comentaristas habrá un antes y un después del viaje de Obama -hay elogios árabes y hasta un piropo de Hamas- pero ahora entra la terca realidad sobre el terreno. Asumido en buena medida que las tropas americanas saldrán en breve de Irak y permanecerán en Afganistán, la prueba de fuego del nuevo estado de ánimo es Palestina. Obama ha mencionado por primera vez la expresión «resistencia» de los palestinos -algo que habrá sido resentido en Israel- y saludado la «legítima aspiración palestina a recuperar la dignidad, a tener oportunidades y a un Estado propio». Miel para los oídos árabes que quedará en agua de borrajas si no hay progresos. Los árabes razonan que llevan 60 años esperando. El presidente americano, además de su retórica, ha abordado el tema palestino con mucha mayor celeridad que sus predecesores, no lo ha dejado para el final del mandato, como Bush y Clinton. Además, su Administración da a entender que hay enormes diferencias con el gobierno israelí («esperemos que esté a la altura de los acontecimientos»), revelación que otros presidentes han camuflado y que no colma de alegría a ciertos sectores del legislativo americano cercanos a las tesis del Gobierno israelí. No es suficiente si se quiere acallar las voces extremistas como la del clérigo iraquí Muqtaba Sadr, que apunta que el discurso son frases huecas, «un camino distinto para someter al mundo». Bin Laden, cuyo papel parece declinar, también advierte ominosamente a los árabes que no se dejen engañar.
La credibilidad exige hacer algo y el primer escollo, sin olvidar otros de peso como la división palestina, es el Gobierno de Netanyahu. El nuevo líder judío no admite la existencia de un Estado palestino, habla de autonomía etc..., y en contra de la petición expresa de Obama no detiene la expansión de los asentamientos. El tema es clave, Netanyahu parece irritarse con que Obama se empecine en repetir que los asentamientos creados por Israel en territorio palestino son ilegales y que hay que detener incluso la expansión de los existentes. Piensa que hay otros problemas más acuciantes en la zona, como la amenaza nuclear de Irán, el posible triunfo de Hizbollah en Libano etc...

Para Obama, el desbloqueo de los asentamientos, condenados internacionalmente, puede ser la llave de concesiones árabes a Israel. Esto crearía una dinámica buena para la solución global.
Un discurso importante que puede naufragar por la terquedad de unos y otros.
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