27 junio 2009

"NEDA MURIÒ EN MIS MANOS"...

El doctor Hejazi relata cómo cayó la joven asesinada en las revueltas de Teherán
WALTER OPPENHEIMER - Londres - 27/06/2009



Hace poco más de una semana, el 20 de junio, pasadas las 6.30 de la tarde en Teherán, la joven Neda Agha Soltan, de 26 años, cayó abatida por el disparo de un francotirador de la milicia basiyí durante una protesta contra el Gobierno tras las polémicas elecciones presidenciales. Nada más desplomarse, Neda fue atendida por un hombre que intentaba evitar que se desangrara. Pese a ser médico, aquel hombre de 38 años no pudo hacer nada para salvarle la vida: la bala le había segado la aorta y Neda Soltan se desangró en menos de un minuto.
Enlace al blog de Coelho (en inglés).] revelan cómo el autor brasileño contacta con Hejazi nada más ver el vídeo de la muerte de Neda. Cree haberle reconocido, pero no está seguro de si es él ni de qué suerte ha podido correr en Teherán.
Las cautas respuestas de Hejazi muestran el pánico en el que vive tras haberse convertido en un personaje famoso en el mundo entero. Teme ser localizado por unas fuerzas represoras que expulsaron de su propia casa a los familiares de Neda nada más identificar a la joven muerta e impidieron que se celebrara un funeral en su memoria.
Arash Hejazi le explica a Coelho en un conmovedor mensaje que está a punto de volar de vuelta al Reino Unido y que si el miércoles a las dos de la tarde no ha llegado a Londres es que le ha pasado algo. Y le pide al autor brasileño que se ocupe de su mujer y su hijo, que no tienen a nadie más en el mundo.
Pero Hejazi llegó sano y salvo. Y, tras pensárselo mucho, ha querido dar la cara mediante entrevistas con varios medios británicos como la BBC y The Times. Para que la muerte de Neda Soltan no sea en vano. En ellas explica cómo se produjo la muerte de una mujer a la que no conocía de nada. Ella se había bajado del coche en el que viajaba, debido a los atascos de la protesta. Él se había acercado a la manifestación desde su cercano despacho, junto con unos amigos.
Estaban allí, de pie, en una tensa espera, cuando se oyó lo que parecía un disparo. Uno de sus amigos le tranquilizó diciéndole que debían ser balas de goma. Pero se giró y vio a Neda desplomarse. "Giró la cabeza para mirarse la herida y puso la mano en el pecho. Sólo vi sorpresa en su cara. Y enseguida perdió el control", explica.
"Presioné la herida. Por lo que vi, la bala le alcanzó la aorta y los pulmones. Cuando la aorta se ve afectada, la sangre se escapa del cuerpo en menos de un minuto. No se puede hacer nada. No dijo ni una palabra", añade. "Murió en mis manos".

Volvió a su oficina para lavarse. "Estaba asombrado y furioso y preocupado y triste. Como médico ya había visto la muerte antes, muchas veces, y gente herida de bala, pero nunca tuve esos sentimientos. No era sólo por su muerte, sino por la injusticia y por la mirada penetrante de sus ojos mientras se le iba la vida".
También entonces se dio cuenta del peligro que había corrido. "Pensé que ese disparo me podía haber dado a mí, que el que lo hizo aún estaba allí y podía haber disparado otra vez. Por primera vez en mi vida sentí el miedo a la muerte y me sentí muy mal porque pensé que yo tenía ese miedo pero ella estaba muerta y me pareció mal pensar en mí en ese momento. Tenía un profundo sentimiento de culpa por no haber podido salvarla y estar pensando en mí mismo. No pude dormir en las tres noches siguientes. Pensaba en esa mirada, en sus ojos. No había tenido tiempo de decir nada. Esa mirada, como preguntándome cómo había podido ocurrir eso. Una mirada muy inocente".

"No fui a casa esa noche. Fui a casa de mis padres. No podía hablar sobre eso. Pero ellos supieron que algo malo había pasado. Y de repente apareció la imagen en televisión. No me acuerdo si era en CNN, o en Al Jazeera. Y yo dije: 'ése soy yo'. Y se quedaron pasmados. No le deseo a nadie que tenga que pasar por una experiencia como ésa. Tienes que haberlo visto para creer lo que estoy diciendo".
El doctor iraní Aras Hejazi trata de auxiliar en vano a la joven Neda, asesinada de un balazo el 21 de junio en Teherán.

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