El presidente dice que EE UU avista "por primera vez rayos de esperanza" - La Reserva Federal ve un freno en la caída del consumo y la construcción
D. ALANDETE / S. POZZI - Washington / Nueva York - 15/04/2009
Si el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el de la Reserva Federal, Ben Bernanke, dicen que la botella económica va camino de parecer medio llena, sus razones tendrán. Ambos exhibieron ayer un moderado optimismo al insinuar que la economía ha dejado atrás la fase de caída libre. Obama dijo que EE UU comienza a avistar "por primera vez rayos de esperanza" en el horizonte. Bernanke, por su parte, señaló que la venta de viviendas, la construcción y el consumo, incluida la venta de coches, muestran "tímidos signos de que el agudo declive de la actividad económica podría estar frenándose", lo que sería "el primer paso hacia la recuperación".
El inquilino de la Casa Blanca rechaza ser un presidente intervencionista
Bernanke se declara optimista por la evolución de la economía
D. ALANDETE / S. POZZI - Washington / Nueva York - 15/04/2009
Si el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el de la Reserva Federal, Ben Bernanke, dicen que la botella económica va camino de parecer medio llena, sus razones tendrán. Ambos exhibieron ayer un moderado optimismo al insinuar que la economía ha dejado atrás la fase de caída libre. Obama dijo que EE UU comienza a avistar "por primera vez rayos de esperanza" en el horizonte. Bernanke, por su parte, señaló que la venta de viviendas, la construcción y el consumo, incluida la venta de coches, muestran "tímidos signos de que el agudo declive de la actividad económica podría estar frenándose", lo que sería "el primer paso hacia la recuperación".
El inquilino de la Casa Blanca rechaza ser un presidente intervencionista
Bernanke se declara optimista por la evolución de la economía
Obama defendió sus decisiones económicas más controvertidas como medidas necesarias de una Administración "a la que se ha pedido que gobierne en tiempos extraordinarios". "Esta recesión es diferente", dijo "y la ha provocado la tormenta perfecta que son la irresponsabilidad y la pobreza de juicio que abarcaron de Wall Street a Washington y a las calles del país".
En un discurso pronunciado ayer en la Universidad de Georgetown y con el que quiso sentar las bases de "unos nuevos cimientos" para la economía norteamericana, el presidente definió como imprescindibles decisiones como la nacionalización de parte de la banca privada, el rescate de las empresas automovilísticas o el plan de estímulo económico.
"Son piezas necesarias en el puzle de la recuperación", dijo Obama. "Han sido diseñadas" añadió "para incrementar la demanda, forzar a que el crédito fluya de nuevo hacia familias y empresas, y ayudar a que éstas se resguarden de la tormenta. En conjunto, estas medidas empiezan a dar señales de avance económico".
Obama rechazó ser un presidente intervencionista. Presentó, en cambio, un panorama económico que hubiera llevado a EE UU a un derrumbe total si el Gobierno no hubiera actuado a tiempo y con rapidez. Y lo explicó muy gráficamente: "La burbuja inmobiliaria explotó; los precios de las casas cayeron; los ciudadanos comenzaron a no poder pagar sus hipotecas subprime; el valor de los préstamos y títulos cayó en picado; los bancos y los inversores no encontraron a nadie que los volviera a comprar, y la avaricia dio paso al miedo".
En un contexto semejante, dijo el presidente, fue necesario hacer de la intervención gubernamental una excepción necesaria. "La historia nos ha enseñado, en numerosas ocasiones, que las naciones que no toman unas medidas agresivas a tiempo para que el crédito fluya de nuevo, experimentan crisis que duran años y años, en lugar de meses y meses" concluyó.
Tratando de explicar a la ciudadanía de a pie su gestión de la economía, Obama convirtió las decisiones macroeconómicas de su Gobierno en una parábola del Evangelio de san Mateo. Así, recordó una de las historias del sermón de la montaña, la de dos hombres que construyen sendas casas con materiales distintos. Uno elige la arena, y el otro, con más esfuerzo, la piedra. Cuando la tormenta llega, la casa de arena se hunde, y la de roca sigue refugiando a sus inquilinos. "No podemos reconstruir nuestra economía en ese mismo montón de arena", explicó, "debemos erigir nuestra casa en una roca. Debemos sentar las bases del crecimiento y la prosperidad, unos cimientos que nos harán cambiar de una era de deuda y gasto a otra de ahorro e inversión".
Desde la Reserva Federal su presidente, Ben Bernanke, también se muestra estos días algo más satisfecho, al decir que las cosas ya no se degradan tan rápido como en meses pasados. Bernanke intentó dar un mensaje positivo pese a algunos datos preocupantes que se conocieron ayer al declararse "fundamentalmente optimista" sobre las perspectivas a largo plazo de la economía. Y en este sentido dijo que hay "tímidos signos" del lado de la vivienda y el consumo que indicarían que la economía ha dejado atrás la fase de caída libre. Bernanke también subrayó que se han logrado avances en la estabilización del sistema financiero y los mercados crediticios.
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