Decenas de miles de personas acudieron a escuchar el discurso de Obama en Praga
Cristina Blas
El público estaba entregado de antemano, así que era difícil que la gira no tuviese éxito. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó a Europa, vio y venció. Todos se fotografiaron con él —hasta el presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero—, acaparó portadas, se dejó tocar, retratar y hasta besar, en un descuido, por los rendidos ciudadanos europeos para desmayo de sus fornidos guardaespaldas, pronunció un discurso multitudinario y su esposa Michelle sólo atrajo halagos. Pero, ¿cuáles son los resultados prácticos de la visita? Resultados cuantitativos: cinco países en siete días, tres cumbres, reuniones bilaterales con 17 líderes, una audiencia con su Graciosa Majestad, una rueda de prensa tras otra, cenas oficiales y tres discursos. Veamos los cualitativos. Un acuerdo en el G-20 a mitad de camino entre lo que quería Washington y lo que pretendían los europeos, más tropas de la OTAN para Afganistán pero más en la retaguardia que en el frente, un soplo de aire fresco en las relaciones con los europeos y el inicio del diálogo con Rusia para la reducción de los dos mayores arsenales nucleares del planeta.
Renovada cooperación
Antes y durante, el ocupante de la Casa Blanca y sus ayudantes repitieron el mantra de la renovada cooperación con Europa. A partir de ahora, colaboración y diálogo, nada de órdenes. Pero aunque es evidente el cambio de tono y de opinión hacia la superpotencia tras la victoria de Barack Obama, más de uno se habrá sentido decepcionado cuando haya visto que no hay grandes diferencias entre su política exterior y la de su predecesor, porque en EEUU eso es un tema de Estado. Como escribe Robert Kagan en el Washington Post, Obama trajo a Europa una agenda “en la que algunos europeos ven radicales planes para la economía; una nueva estrategia para Afganistán y Pakistán mucho más agresiva y militarista de lo que les gustaría; con algunas ideas sobre Irán bienvenidas (más diálogo) y otras más desconcertantes (la amenaza de sanciones)”.
Futuros viajes
De esta gira también saca futuros viajes. Tras ver a Dimitri Medvédev, anunció que acudirá a Moscú en julio. Al chino Hu Jintao le prometió su presencia en la segunda mitad del año. Y Sarkozy consiguió un paseo del brazo por las playas de Normandía para conmemorar el 6 de junio el Día D. Es el líder de moda y en esta gira lo ha confirmado.
La Cumbre del G-20 en Londres fue algo más que la tradicional foto de familia.Acuerdo del G-20. Un éxito, según sus participantesBarack Obama no consiguió arrancar a sus socios en el G-20 una ola de planes de estímulo económico basados en el incremento del gasto, sobre todo por las reticencias europeas. Pero a cambio logró evitar que el comunicado final incluyera la creación de un superregulador financiero con autoridad mundial, como otros planteaban. El acuerdo final contempla la inyección de alrededor de un billón de dólares en la economía mundial, la regulación de los paraísos fiscales y la imposición de restricciones a los salarios y bonificaciones de los banqueros. Sarkozy lo describió como la “la reforma más profunda del sistema financiero desde 1945”. Un éxito, según proclamaron sus autores.
Más tropas para Afganistán, pero no para combate
Segunda etapa: cumbre de la OTAN con aniversario incluido. El presidente estadounidense ya había avisado que “Europa no puede esperar que EEUU asuma toda la carga de Afganistán solo”, porque la amenaza terrorista es mundial. También calificó la cita de éxito pese a que quería mucho más de lo que sus aliados estaban dispuestos a darle. Consiguió respaldo a su nueva estrategia para ese país y 5.000 efectivos más, sobre todo para entrenar a las fuerzas de seguridad afganas y proporcionar seguridad para las elecciones. Pero no es probable que ninguno de ellos asuma misiones de combate, que recaen en el puñado de países desplegados en el sur y en el este, donde nadie quiere rotar.
Rodríguez Zapatero consiguió su foto oficial con Obama y otra de regalo en Turquía.
Una foto que estuvo a punto de no ser
Nuevas relaciones
Fue la primera reunión del presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, con un presidente estadounidense desde que llegó al poder en 2004. La foto de los dos líderes muy sonrientes pone fin a cinco años de desencuentros con Washington y anuncia el inicio de un nuevo ciclo en la relación entre los dos países. Pero el esperado encuentro estuvo a punto de saltar por los aires por el precipitado anuncio español de la retirada de Kosovo, lo que obligó a una intensa actividad diplomática. Y es que las buenas relaciones hay que mantenerlas, así que queda por ver qué ocurrirá cuando empiecen a llegar las demandas de Washington, la primera más tropas para Afganistán.
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