Jack & Suzy Welch. The New York Times 1:40 - 18/04/2009
Ésta es una pregunta que formuló en fecha reciente uno de nuestros anfitriones en una cena a la que asistimos. En respuesta, dos de los participantes dijeron que se sentían decepcionados, siete se mostraron indecisos, cuatro señalaron que era demasiado temprano para formular una opinión y tres dijeron que lo estaba haciendo muy bien.
Ésta es una pregunta que formuló en fecha reciente uno de nuestros anfitriones en una cena a la que asistimos. En respuesta, dos de los participantes dijeron que se sentían decepcionados, siete se mostraron indecisos, cuatro señalaron que era demasiado temprano para formular una opinión y tres dijeron que lo estaba haciendo muy bien.
¿Y dónde estábamos ubicados nosotros? Para responder, decidimos emitir un boletín de calificaciones preliminar sobre el liderazgo del presidente Obama desde que asumió el cargo.
Pero, primero, es bueno destacar que estamos usando la palabra liderazgo. Esto no es acerca de tácticas políticas o de documentos normativos. De ser así, posiblemente podríamos figurar en la categoría de indecisos. Nos oponemos de manera apasionada a la posición del presidente con respecto a la Ley de Libre Opción de los Empleados, y tenemos algunas sospechas por su propuesta para el control de emisiones causantes del efecto invernadero, una versión de la cual no ha hecho mucho en Europa.
Primera valoración
También hemos verificado que el nuevo presupuesto, con sus pronósticos excesivamente optimistas y asombroso déficit a corto plazo, es realmente alarmante. Por otra parte, tenemos una opinión generalmente positiva acerca de la reacción de la Administración sobre la crisis económica. Y respaldamos con vigor la política exterior del presidente, que nos parece sólida y progresista. Pero olvidemos todo eso. Nuestra calificación de Obama se basa sólo en cómo ha actuado hasta la fecha, tomando en cuenta las dimensiones de su crítico desempeño como jefe del poder ejecutivo en Estados Unidos.
Comencemos con la visión, algo sin la cual una persona es incapaz de liderar. Ya sea que al lector le guste o disguste su postura política, Obama obviamente la posee. Cuando se trata de la economía o del medio ambiente, de la educación o de la atención a la salud, vemos que el presidente ha articulado sus objetivos para la nación, a corto y a largo plazo.
Pero la visión, por sí sola, carece de sentido. Para ser un líder eficaz una persona debe comunicarse de manera coherente, vivazmente, y con tanta frecuencia hasta que los oyentes sufran arcadas al escuchar sus palabras. Como hemos dicho, nunca se puede comunicar lo suficiente, especialmente cuando se trata de impulsar el cambio.
El nuevo "gran orador"
¿Quién puede discrepar en que Obama está también respondiendo a este desafío? Cada vez que habla, y eso es algo que hace con frecuencia, él es atento, comunicativo y franco. Y también es muy importante que haya trabajado con constancia para hacerse oír fuera de Washington. Por ejemplo, fue entrevistado en el programa The Tonight Show with Jay Leno, a fin de llegar a personas que no son "los sospechosos habituales".
E insistimos, en algunos puntos quisiéramos que el mensaje de Obama fuese diferente, pero cuando oímos su conferencia de prensa acerca de la OTAN, el 4 de abril, -especialmente su explicación del excepcionalismo estadounidense- su lucidez y falta de arrogancia hicieron que todas las críticas perdieran vigencia. Seguramente será el próximo presidente al que se conocerá como "el Gran Comunicador".
Ahora, vayamos hacia adelante: la creación de un equipo. Ese es otro imperativo de cada líder exitoso. En esa zona, al principio nos mostramos escépticos en relación a la capacidad de Obama, debido a la posibilidad de intrigas palaciegas entre su principal asesor económico, Larry Summers, y el secretario del Tesoro, Tim Geithner. Y eso para no mencionar la situación entre el personal de la Casa Blanca y el departamento de Estado que lidera Hillary Clinton, tan complejo y de tan alto calibre.
Las primeras indicaciones sugieren que estábamos preocupados en demasía. El equipo económico parece estar trabajando de manera conjunta, perfecta, bajo circunstancias difíciles. Y Clinton es positivamente refrescante en su nuevo papel. El presidente le ha dado claramente flexibilidad para que deje su marca.
Más puntos positivos
Las recientes indicaciones de Clinton sobre las relaciones entre México y Estados Unidos fueron francas y deberían haberse formulado mucho antes. También le asignamos al presidente puntos por haber nombrado a Arne Duncan, quien con su osado respaldo al pago de salarios de acuerdo a los méritos de cada persona, y a las escuelas públicas experimentales, parece ser una estupenda opción como secretario de Educación.
La rapidez es otra destreza esencial en un líder. Y en ese área también puede decirse que el desempeño de Obama es impecable. Por cierto, hace algunas semanas nos preocupaba que Obama se estuviese moviendo demasiado rápido en abundantes frentes, intentando apartar la atención del país de la crisis económica. Pero desde entonces, el presidente parece haber ajustado su foco. Por ejemplo, ha hecho grandes progresos, con la ayuda de la fuerza de tareas de la industria automotriz, en relación a la General Motors, adoptando acciones decisivas.
Y luego, hay autenticidad, el distintivo de todo líder eficaz. Bueno, gracias a Dios por su esposa, Michelle. No es que el presidente en sí no sea real. Pero parece algo frío en su afecto. Eso está bien. Pero los seres humanos desean que sus líderes muestren humanidad, y afortunadamente para el presidente, la calidez de su esposa, su atractivo realista, práctico, compensa por la actitud reservada del jefe de Estado.
Ahora bien, antes que comencemos a sonar irracionalmente exuberantes, es preciso recordar que el presidente aún no ha sido probado en dos rasgos esenciales: su capacidad de recuperación y sus recursos para patrocinar causas impopulares.
Aunque no han pasado aún 90 días desde su juramentación, hay todavía mucho tiempo para tener una idea del desempeño presidencial. Y aunque nos gustaría ver sus destrezas aplicadas a diferentes políticas, cuando se trata de liderazgo, Barack Obama se ha ganado indudablemente una A. En algunos países latinoamericanos sería obtener una clasificación de 10 o 20 puntos.
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