03 mayo 2009

LOS SUEÑOS DE MI PADRE....


MEMORIAS
Los sueños de mi padre Obama, el sueño del hijo El primer libro de Barack Obama fue publicado en 1995. Tuvo buena crítica y un modesto impacto.
Nueve años después la historia cambió.
ÓSCAR CONTARDO
La primera vez que el nombre de Barack Obama apareció en la prensa nacional de Estados Unidos fue en febrero de 1990, cuando fue elegido para presidir Harvard Law Review. Era el primer negro en lograr la presidencia de la publicación y hacerlo significaba haber conseguido equilibrar las presiones de las minorías por obtener mayor espacio en la universidad y las presiones de la mayoría por conservar su influencia tradicional. Obama sabía escuchar y tenía talento para la acrobacia política.
El cargo en Harvard Law Review fue un punto de inflexión en su historia política y también su puerta de entrada a la literatura. La elección de Barack Obama para dirigir la revista legal de Harvard en 1990 llamó la atención de la agente literaria Jane Dystel, quien le ofreció representarlo. Hasta ese momento la experiencia literaria de Obama se restringía a algunos poemas publicados en una revista universitaria en 1981 -"muy malos", según su propia opinión-. Dystel confiaba en la historia familiar de Obama y le consiguió un contrato con una editorial filial de la gigante Simon and Schuster. Fueron 100 mil dólares de adelanto y un plazo que finalmente no se cumplió.
La editorial rechazó el borrador de las dos primeras partes que presentó Obama, pero su agente no se dio por vencida.Una agente con olfato
Jane Dystel llevó el manuscrito al editor Henry Ferris, de Random House: "Te estoy llevando el libro del hombre que será el primer Presidente negro de Estados Unidos", le habría dicho la agente al editor según Peter Osnos, antiguo directivo de Random House. Osnos recuerda que fueron dos años de trabajo entre Obama y Ferris sobre borradores que se intercambiaban por correo postal y que discutían por teléfono. Los sueños de mi padre fue lanzado en agosto de 1995, logró buenas reseñas de The New York Times y de Washington Post, pero su éxito comercial fue discreto, cerca de 10 mil ejemplares. Obama aún no era una figura nacional.
Peter Osnos, a cargo en ese tiempo de la división de Random House que publicó el libro, recuerda que el trabajo entre el autor y el equipo editorial fue intenso, pero que todo fue escrito por el propio Obama sin escritor fantasma de por medio. El discreto impacto de Los sueños de mi padre en 1995 tendría una vuelta de tuerca cuando Obama logró la atención nacional tras su discurso ante la Convención Demócrata en 2004. En marzo de ese año había sido nominado como el candidato de su partido al Senado nacional por el estado de Illinois. Con ese antecedente llegó a la Convención Demócrata en julio y dio el célebre discurso que lo catapultó a la Presidencia.
Nacía una estrella y lo mejor era que lo hacía con una autobiografía bajo el brazo. Tras la convención demócrata, Los sueños de mi padre fue reimpreso. Vendió 500 mil copias sólo en Estados Unidos y obtuvo un Grammy por su versión en audio.
El éxito, y el poder, tiene efectos secundarios misteriosos más allá de la popularidad y el dinero. En este caso, el principal de esos efectos fue la decisión de Obama de cambiar a la agente que lo había transformado en autor antes de cumplir los 40 y en paralelo a su prometedora carrera política. El flamante senador Obama reemplazó a Jane Dystel por Robert Barnett, abogado y representante literario de políticos norteamericanos más habituados a escribir libros de autopromoción que obras con un horizonte más allá de la próxima campaña electoral. Barnett tiene un espectro amplio de clientes que va desde George W. Bush y su mujer, hasta Edward Kennedy y los Clinton.
Según The New York Times, en diciembre de 2004 Barack Obama firmó un contrato con Random House por 1,9 millón de dólares que lo comprometían a escribir otros tres libros. En 2006 lanzó el primero de ellos: La audacia de la esperanza. De las memorias familiares pasaba al pensamiento político.La audacia de la esperanza confirmaba el rango de autor que Barack Obama ganó con Los sueños de mi padre. También el rango de superventas millonario, según se deduce de su declaración de impuestos de 2007, que cifra en 4 millones de dólares sus regalías por concepto de derechos de autor.Michiko Kakutani, crítica literaria de The New York Times, resumió el fenómeno como el de "un político raro que realmente sabe escribir".

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