WALTER OPPENHEIMER - Londres - 12/05/2009
Los funcionarios británicos tienen la irremediable costumbre de olvidarse maletines y archivos con información confidencial por todo el país, lo mismo en la esquina de un concurrido pub que en un tren de cercanías o un taxi. Los extravíos de información confidencial alcanzaron la cúspide en noviembre de 2007, cuando el Tesoro perdió dos discos informáticos con la identidad, dirección, número de la seguridad social y número de cuenta bancaria de 25 millones de británicos.
El viernes pasado, un funcionario de Downing Street se dejó en el taxi algo menos dramático pero mucho más simpático: una nota para el primer ministro en la que explican a Gordon Brown qué tiene que hacer si se ha de maquillar él mismo antes de una comparecencia en televisión.
Primero se ha de aplicar por toda la cara una espuma transparente para iluminar el rostro. A continuación se ha de untar una pomada para ocultar las arrugas bajo los ojos. Luego se ha de aplicar el maquillaje "de forma equilibrada por toda la cara, como si pintara un muro, incluidas las orejas". Por último, se ha de aplicar "con la brocha oscura polvos de terracota de Guerlain".
El taxista que se encontró los documentos se los entregó al diario The Sun, que, después de husmear en ellos, los hizo llegar a Downing Street. Otro de los textos contenía instrucciones secretas sobre el viaje que hizo aquel día el primer ministro. Pero perder los papeles en materia de seguridad es ya pura rutina.
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