16 noviembre 2009

OBAMA INICIA UNA DELICADA VISITA A CHINA...

Por HELENE COOPER, MICHAEL WINES y DAVID SANGER
The New York Times

El presidente Barack Obama llegó el domingo a China en su primera visita oficial al gigante asiático, asumiendo de muchas maneras el papel de un espléndido gastador que va a presentarle sus respetos al banquero.

Esa cruda realidad --China es el mayor acreedor extranjero de Estados Unidos-- ha cambiado la base de las relaciones entre Estados Unidos y el único país con la posibilidad razonable de desafiar su estatus como única superpotencia del mundo.

El resultado es que a diferencia de su predecesor inmediato, que públicamente aguijoneó y empujó a China a que siguiera el modelo de Occidente y se abriera en términos políticos y económicos, Obama pasará menos tiempo exhortando a Pekín y más tiempo tranquilizándolo.

En una reunión sostenida en julio, los funcionarios chinos les hicieron a sus colegas estadounidenses detalladas preguntas sobre la legislación del sistema de salud que se está discutiendo ahora en el Congreso. El director de presupuesto de Obama, Peter R. Orszag, respondió a la mayoría de sus preguntas, pero los chinos no están interesados en la opción pública o la atención universal para todos los estadounidenses.

"Querían saber, en detalles minuciosos, cómo es que el plan de reforma del sistema de salud afectará el déficit'', recordó un participante en la conversación. Los funcionarios chinos esperan que ayudarán a financiar cualquier proyecto que acuerden el Congreso y la Casa Blanca, sobre todo comprando deuda del Tesoro, y como cualquier banquero, querían evidencia de que Estados Unidos tenía planes para pagarles.

Ha llovido mucho desde los días en que el presidente George W. Bush regañaba a China sobre la manipulación de la moneda, o cuando el presidente Bill Clinton exhortaba a los chinos a mejorar en relación con los derechos humanos.

Obama ha dado una nota armónica con respecto a China. Señaló con énfasis la incipiente dinámica en juego entre Estados Unidos y China durante un amplio discurso en Tokio el sábado, cuyo fin era esbozar una nueva relación con Asia.

"Nuestro país no intenta contener a China'' dijo Obama. "Al contrario, el surgimiento de una China fuerte y próspera puede ser una fuente de fortaleza para la comunidad de naciones''.
Aludió a los derechos humanos sin ser muy específico. "No vamos a estar de acuerdo en todo'' dijo el mandatario. "Y Estados Unidos no va a titubear nunca en hablar de los valores fundamentales que atesoramos, los cuales incluyen el respeto por las religiones y culturas de todo el mundo''.

Los funcionarios de la Casa Blanca han estado trabajando durante meses para asegurarse de que la visita de tres días de Obama a Shanghai y Pekín transmita una imagen conciliatoria. Por ejemplo, en junio, la casa Blanca le dijo al Dalai Lama que aunque Obama se reunirá con él en algún momento, no sería en octubre, cuando el líder espiritual visitó Washington, porque estaba demasiado cerca a la visita a China.

Darle la bienvenida al Dalai Lama, a quien China condena como separatista, unas semanas antes del primer viaje presidencial de Obama a ese país podría indisponer a Pekín, según funcionarios del gobierno. Todos los presidentes, desde George H. W. Bush en 1991, se han reunido con el Dalai Lama cuando éste ha visitado Washington, generalmente en encuentros privados en la Casa Blanca, aunque en el 2007 George W. Bush se convirtió en el primer mandatario en darle públicamente la bienvenida, concediéndole la Medalla de Oro del Congreso en el Capitolio. Obama se encontró con el Dalai Lama cuando era senador.

Del mismo modo, cuando estaba haciendo campaña para la presidencia, Obama acusó varias veces a China de manipular su moneda, alegación que el actual secretario del Tesoro, Timothy F. Geithner, repitió en sus audiencias de confirmación. Pero en abril, el Departamento del Tesoro rechazó las críticas y emitió un informe según el cual China no estaba manipulando su moneda para aumentar sus exportaciones.

Aunque los funcionarios estadounidenses dijeron privadamente que seguían frustrados porque la política monetaria china rebajaba el costo de sus artículos y hacía más caros los productos estadounidenses en los mercados extranjeros, dijeron que les aliviaba ver que China estaba combatiendo la recesión global con un amplio programa de estímulos para fomentar el crecimiento económico en su país, y coincidieron en que éste no era el momento para antagonizar a Pekín.

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