21 enero 2010

UNA ISLA PARTIDA POR LA MITAD....

A la izquierda., un Haití deforestado. A la derecha, una República Dominicana verde. Getty Images

Haití es el país de América con un mayor deterioro ambiental
El 98% del territorio del país está deforestado

Su situación contrasta con la de República Dominicana, situada en la misma isla
Pedro Cáceres Madrid
Antes de sufrir una de las más grandes tragedias humanas, Haití ya era víctima de otros récords. Es el país más pobre de América y el que tiene un mayor deterioro ambiental, con un 98% de su territorio deforestado. Al mismo tiempo, la ONU lo sitúa en el puesto 149 entre los 182 países de su Índice de Desarrollo Humano.

La situación de Haití contrasta con la de la República Dominicana. Ambos comparten la misma isla, pero el país vecino está 60 puestos por delante en el ránking de bienestar y su renta multiplica por siete a la de Haití. Su nivel de conservación del medio ambiente es también mejor.
En Haití conviven récords de pobreza y de deforestación. ¿Tienen algo que ver? Según los analistas, sí, y por una serie de hechos complejos y que vienen de antiguo. El geógrafo Jared Diamond, que en su obra Colapso analiza el fracaso y el éxito de las sociedades a lo largo de la historia, pone a Haití como ejemplo de cómo la mala gestión ambiental y el fracaso en la gobernabilidad han arruinado un territorio.

Es un proceso que arranca con la llegada de los conquistadores en 1492. La parte haitiana tenía peores condiciones de partida, pues sus suelos eran más pobres y además era más seca, ya que los vientos dominantes son del Este y las lluvias caen más del lado dominicano. Sin embargo, fue en Haití donde la acción humana se hizo más intensa.

Francia explotó su pedazo americano
Mientras que la parte dominicana pertenecía a España, que pronto relegó la isla para volcarse en el continente, el otro lado pertenecía a Francia, que explotó intensamente su único pedazo americano del reparto colonial. Durante siglos, se limpiaron tierras para el cultivo de azúcar y se cortaron bosques para alimentar los ingenios azucareros.

Al independizarse en 1804, Haití estaba mucho más densamente poblada que la parte española y sus campos y montes más trabajados. Se sumaron además factores sociales. Haití hizo una revolución de esclavos negros que acabaron violentamente con la dominación francesa.
Sus relaciones con la metrópoli y otros posibles socios fue escasa. La autarquía y el aislamiento derivaron en el siglo XX en una escasez de desarrollo comercial e industrial, que a su vez provocaron una mayor presión sobre los recursos locales.

La densidad de población haitiana ha sido siempre superior y todavía dobla a la dominicana. Nueve millones de personas ocupan un terreno como Galicia. A ello se sumó la falta de gobernabilidad, pues desde 1804 se han sucedido dictaduras y golpes de estado. Ni siquiera hay una buena relación con sus vecinos. Cuando en 1998 el presidente Fernández visitó a Preval en Haití, era la primera visita de un jefe de Estado dominicano en siglo y medio.

A finales del siglo XX la situación ambiental empeoró. Las políticas de estabilización implantadas por los organismos internaciones no ayudaron al medio ambiente. La necesidad de pagar la deuda detrajo recursos de los fines sociales y la economía se ha volcado en la producción para la exportación. Según la ONU la deforestación se agravó en los 90.

No hay buenas estructuras comerciales ni industriales y la población carece de recursos, así que el 80% usa la leña como combustible. Por contraste, en los 60, en República Dominicana, Balaguer dictó normas de protección de los bosques para que éstos frenaran las lluvias.
En Haití, un país que sólo tiene un 2% con árboles, la población deja el campo para hacinarse en las ciudades. Ese lugar donde, exactamente, ha golpeado el terremoto.

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