Álvaro Uribe (sentado) y Hugo Chávez, en República Dominicana el pasado marzo.- EFE
REPORTAJE
Hugo Chávez y Álvaro Uribe se reencuentran hoy en suelo venezolano, con la finalidad de pasar página en la tormenta diplomática de la relación bilateral
CLODOVALDO HERNÁNDEZ - Caracas - 11/07/2008
Los presidentes de Venezuela y Colombia, Hugo Chávez y Álvaro Uribe, respectivamente, intentarán concretar hoy una nueva reconciliación en su ya largo camino de encuentros y rupturas. Chávez recibirá oficialmente a Uribe en la ciudad de Coro, capital del Estado de Falcón, en el noroeste de Venezuela, en lo que se espera sea un momento para pasar no una, sino varias páginas de tormenta política y diplomática entre los dos países andinos.
Hace apenas unos meses, un encuentro entre Chávez y Uribe parecía imposible. Las discrepancias surgidas en torno a la liberación de varios secuestrados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) llevaron a los dos presidentes a asumir posturas aparentemente irreconciliables.
Hugo Chávez y Álvaro Uribe se reencuentran hoy en suelo venezolano, con la finalidad de pasar página en la tormenta diplomática de la relación bilateral
CLODOVALDO HERNÁNDEZ - Caracas - 11/07/2008
Los presidentes de Venezuela y Colombia, Hugo Chávez y Álvaro Uribe, respectivamente, intentarán concretar hoy una nueva reconciliación en su ya largo camino de encuentros y rupturas. Chávez recibirá oficialmente a Uribe en la ciudad de Coro, capital del Estado de Falcón, en el noroeste de Venezuela, en lo que se espera sea un momento para pasar no una, sino varias páginas de tormenta política y diplomática entre los dos países andinos.
Hace apenas unos meses, un encuentro entre Chávez y Uribe parecía imposible. Las discrepancias surgidas en torno a la liberación de varios secuestrados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) llevaron a los dos presidentes a asumir posturas aparentemente irreconciliables.
Chávez llegó a asegurar que no volvería a dirigirle la palabra a Uribe, a quien calificó de traidor. Juró públicamente que Venezuela sólo reanudaría las relaciones con Colombia cuando ya Uribe no estuviese en el poder. En el momento más caliente de la confrontación, Chávez incluso movilizó tropas hacia la extensa frontera colombo-venezolana.
Y Uribe no se quedó atrás. Tras el contundente triunfo que obtuvo sobre las FARC con la muerte del dirigente Raúl Reyes en una incursión en territorio ecuatoriano, el Gobierno colombiano difundió una información supuestamente hallada en el ordenador portátil del líder guerrillero que comprometía a Chávez como financiador y aliado de los insurgentes. Uribe llegó a anunciar que denunciaría a Chávez ante la Corte Penal Internacional.
Con todo, las discrepancias han ido suavizándose paulatinamente. A ello ha contribuido uno de los más inesperados y radicales virajes que haya dado Chávez en algún tema de gran trascendencia: su posición respecto a las FARC.
Hasta principios de este año, el líder venezolano había insistido en la conveniencia de que se le otorgase a las FARC el estatus de fuerza beligerante, de modo que pudiera aplicarse el derecho humanitario de guerra en el conflicto interno colombiano. En junio, Chávez dejó literalmente al mundo entero ?y especialmente a sus partidarios? con la boca abierta al recomendar a las FARC que desistieran en la lucha armada y se incorporasen a la pugna política pacífica.
Argumentó en esa ocasión que la guerrilla era ya una expresión anacrónica en América Latina y que sólo sirve para dar excusas a Estados Unidos a la hora de atacar a los Gobiernos de izquierda.
Así las cosas, Uribe llegará mañana a Venezuela en la cresta de una ola de popularidad con pocos antecedentes. El éxito de la liberación de Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y otras 11 personas, el pasado 2 de julio, permite al mandatario colombiano arribar al cónclave fortalecido.
Chávez, en cambio, ha vivido desde la derrota en el referéndum de la reforma constitucional, en diciembre de 2007, uno de sus periodos más opacos. Ha tenido que dar marcha atrás en varias políticas públicas y medidas, como una reforma de los programas educativos y una ley de inteligencia estatal.
Chávez, en cambio, ha vivido desde la derrota en el referéndum de la reforma constitucional, en diciembre de 2007, uno de sus periodos más opacos. Ha tenido que dar marcha atrás en varias políticas públicas y medidas, como una reforma de los programas educativos y una ley de inteligencia estatal.
Caracas y Bogotá estuvieron al borde de la ruptura de relaciones en 2005, después de que un comando de la policía colombiana detuviera ilegalmente en territorio venezolano al líder guerrillero Rodrigo Granda. Tras la reconciliación, Uribe y Chávez vivieron una época de intensa colaboración económica y de no agresión política, que se rompió a finales del año pasado con las referidas desavenencias sobre la liberación de secuestrados.
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