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Puntos suspensivos
Mario Melgar
Como dije en las semanas anteriores, si hoy fuera la elección para presidente de Estados Unidos, ganaría Obama. No solamente las encuestas en EU así lo indican, sino que una parte del mundo ha visto emerger un nuevo líder, capaz de congregar a 200 mil personas en Berlín y hacer que ondee la bandera de las barras y las estrellas en las plazas públicas fuera de la Unión Americana, cuando la costumbre internacional había sido quemarla.
Mientras Obama lucía en París y Londres como el próximo presidente, McCain va de tumbo en tumbo sin encontrar el tono de su campaña. Los republicanos atacan a Obama por comportarse como si ya fuera el mandatario. Sucede que Bush ya no existe en el escenario y McCain, con un perfil tan bajo, no es opción viable. Si bien internet ha sido el arma más poderosa de Obama, con la que derrotó a Hillary, ahora son la prensa y los medios sus mejores aliados. Tanto así que McCain ya se quejó de la extraordinaria prensa de Obama. Su reclamación es que está en todos los periódicos del mundo como si fuera el presidente. Obama está tan seguro de lo que hace que ha declarado que no sabe cómo evitar mostrarse presuntuoso.
McCain pretendía desacreditar la estrategia antiterrorista de Obama mediante un artículo, en el prestigiado The New York Times, el mismo diario en el que Obama había escrito sus ideas sobre cómo enfrentar la lucha contra el terror. El periódico consideró que el texto del republicano era impublicable, como ya lo había hecho antes con otro de sus artículos. McCain, mal asesorado, hizo público el asunto y acusó al periódico de discriminación. McCain cometió el error de acusar el golpe que le dio The New York Times al no publicar su artículo. El problema seguramente no fue de McCain ni del rotativo ni siquiera de Obama, sino precisamente del artículo. Un incidente, con las proporciones guardadas, como el de Francisco Labastida, candidato del Partido Revolucionario Institucional, que en un debate se quejó de Vicente Fox por decirle mandilón. Esa noche México sabía que Labastida era un mandilón, seguramente sin serlo. Lo paradójico es que el verdadero mandilón sería, más adelante, Fox, su contrincante ganador.
El Partido Republicano ha equivocado la estrategia. Al acusar a la prensa de parcial hacia Obama solamente refrenda lo que es evidente para el público. McCain llegó a visitar a Sarkozy y solamente estaba un reportero y un fotógrafo. La culpa no es de los reporteros y fotógrafos que no asistieron, sino de la hora inoportuna en que McCain visitó al presidente francés. Éste atendía una reunión cumbre que dejó para recibir a Obama, de quien ha dicho que es su gallo. “Francia estaría encantado de que fuera el escogido”. Obama rápido le contestó que en Estados Unidos quieren otra vez a Francia y que en la cafetería del Congreso a las papas francesas nuevamente les dicen papas francesas. Dijo que Sarkozy es muy apreciado en EU y en su última visita fue recibido como rock star. Lo cual no deja de ser interesante. El termómetro de Obama indica que el mandatario de Francia es tan apreciado y famoso que hasta parece una estrella del rock. En Londres sucedió algo parecido. Obama se presentó en la casa marcada con el número 10 de la calle Downing, donde había más de 200 reporteros y fotógrafos que le gritaban a Obama, “por favor, un saludo, a la izquierda, por favor”. Obama sonreía y seguirá sonriendo si McCain sigue equivocado en su estrategia.
Sarkozy pudo parecerle a Obama un rock star. Por el contrario, a Obama nunca se le aplicaría el mismo elogio. El trato presidencial que le han dado en su reciente viaje, en particular en Israel, Francia, Alemania e Inglaterra, no es por su carisma ni por su brillante oratoria, sus eléctricos modales u ocurrencias. El trato presidencial que recibe es porque Obama encarna ya el poder, es la representación del poder que dejó Bush en forma prematura. Un vacío que Obama supo llenar, mientras que McCain no sabe cómo hacerle.
FUENTE: EX-Online
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