Benedicto XVI reitera su condena del aborto ante 57.000 personas que llenaban el estadio de los Yankees
AGENCIAS - Nueva York - 20/04/2008
Benedicto XVI ha culminado su viaje a Estados Unidos con una misa en el estadio del equipo de béisbol los Yankees, en Nueva York, donde ha sido aclamado por alrededor de 57.000 personas que abarrotaban el recinto deportivo. Rodeado de una escenografía espectacular, al más puro estilo Hollywood, el Papa ha vuelto a recibir el calor de los católicos, la mayoría de ellos de origen latino.
De hecho, la misa fue un claro ejemplo del "bilingüismo", español e inglés, que se vive en muchas ciudades de Estados Unidos, pero también en el seno de la Iglesia católica de este país. Entre los católicos de Estados Unidos, el 29% son latinos y el porcentaje aumenta hasta el 44,5% entre los que tienen entre 18 y 39 años.
Por ello, el arzobispo de Nueva York, el cardenal Edward Egan, leyó también un mensaje de bienvenida al Papa en español en nombre de "la importante comunidad del Centro y Sur de América y del Caribe". Las lecturas, cánticos, y peticiones también se alternaron en los dos idiomas, y el Papa, como ha realizado siempre en las grandes ceremonias de este viaje, pronunció una pequeña parte de la homilía en español.
"El rostro de la comunidad católica en vuestro país ha cambiado considerablemente. Pensemos en las continuas oleadas de emigrantes, cuyas tradiciones han enriquecido mucho a la Iglesia en América", ha recordado el Papa.
El Papa ha aprovechado este último acto en EE UU para lanzar uno de los mensajes que ha reiterado en este viaje, la necesidad de defender la vida y condenar el aborto. Así, ha invitado a los fieles a "garantizar el respeto de la dignidad y de los derechos humanos de todo hombre, mujer y niño en nuestro mundo, incluidos los de los más indefensos, como los niños que están aún en el seno materno".
La defensa de la vida, la educación de los jóvenes y la atención a los pobres, enfermos y a los extranjeros tiene que ser la base de la Iglesia en América, dijo.
Asimismo, invitó a la política a abrazar la fe en todas sus decisiones, pues "ninguna actividad humana, ni siquiera en los asuntos temporales, puede sustraerse a la soberanía de Dios".
En su homilía, interrumpida en varias ocasiones por los aplausos, el Papa destacó el valor de la "autoridad" y de la "obediencia", consideradas como "un obstáculo para muchos de nuestros contemporáneos, especialmente en una sociedad que justamente da más valor a la libertad personal".
En la zona cero
El último día del Pontífice en Estados Unidos comenzó con el rezo de una plegaria con familiares de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001, en una emotiva y breve ceremonia que devolvió a la memoria de los neoyorquinos los trágicos recuerdos de hace casi siete años.
En el escenario del peor atentado terrorista ocurrido en territorio estadounidense, Benedicto XVI pudo conocer de primera mano el testimonio de 24 personas, que representaban a las cerca de 3.000 víctimas del atentado, entre ellas familiares, supervivientes, policías, bomberos y miembros de la protección civil. El Pontífice no dio ningún discurso, sólo se arrodilló y rezó en silencio. En su plegaria, Benedicto XVI reclamó que la paz llegue "a nuestro mundo de violencia, al corazón de todos los hombres y mujeres y entre las naciones de la Tierra por la senda del amor, aquellos cuyas mentes y corazones están nublados por el odio".
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