16 abril 2008

EL "TELON DE FONDO" DE LA CUMBRE BUSH Y EL PAPA EN WASHINGTON: ¿UNA SANTA ALIANZA CONTRA EL TERRORISMO ISLAMICO?


(IAR Noticias) 16-Abril-08

Benedicto XVI y Bush: la "santa alianza contra el "terrorismo islámico".
La "misión" de Ratzinger en Washington, si bien su cáscara formal es la condena papal al "abuso de menores" por parte de curas católicos, es reafirmar ante el mundo la "santa alianza antiterrorista" entre Washington y el Vaticano
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Informe especial .-IAR Noticias
Recibido con honores extraordinarios por Bush, Benedicto XVI, el jefe del Vaticano, llegó a EEUU en una misión "oficialmente" orientada a "lavar la imagen" de la Iglesia Católica salpicada por la acumulación de denuncias contra curas pederastas que abusan de menores y que ya han convertido a la congregación estadounidense en una "fábrica de homosexuales", de acuerdo con la visión de los críticos.

De la más rancia y ortodoxa extracción conservadora, sostenido en el poder por el Opus Dei, el Papa Ratzinger llegó a Washington para realizar una visita de seis días a EEUU con un mensaje de "disculpas" por los abusos sexuales contra menores perpetrados por algunos curas católicos en este país, que ha calificado de "vergüenza".

El papa Benedicto XVI, considerado un "doctrinario", llegó poco antes de las 16.00 hora local (20.00 GMT) a la base aérea Andrews, en las afueras de Washington, donde fue recibido por el presidente George W. Bush; su esposa, Laura, y su hija Jenna, en un gesto sin precedentes en los siete años y medio que lleva en el poder el gobernante estadounidense.

Un Bush aparentemente relajado y su esposa, vestida con un traje de chaqueta y falda negro, recibieron al Papa con un apretón de manos.
Ratzinger, que lleva tras de sí una larga polémica con el mundo musulmán, viene formalmente a poner paños fríos a los escándalos por abusos a menores entre los sacerdotes católicos, que empezaron a salir a la luz en 2002 y que han dejado como herencia una Iglesia con problemas económicos debido a las indemnizaciones millonarias que ha debido sufragar y un alejamiento de parte de sus fieles.

Además de dar una muestra de relación sólida con el Imperio estadounidense, el Vaticano, gobernado por Benedicto XVI, quiere reafirmar su misión pastoral y recuperar su clientela católica en EEUU asegurando que los escándalos de pederastia fueron "una vergüenza que no se debe repetir".

Esos casos, precisó Ratzinger, supusieron "un gran sufrimiento para EE.UU., para la Iglesia y para mí, personalmente". "No comprendo cómo esto pudo suceder", agregó el Obispo de Roma a los periodistas que le acompañaron en el avión.

Benedicto XVI añadió que "cuando leo las historias de las víctimas me parece imposible entender cómo ha podido suceder que un sacerdote traicione su misión de dar aliento y el amor de Dios a estos niños".

Fue tras esa frase que el Papa calificó como una "vergüenza" esos actos y agregó: "ahora tenemos que hacer todo lo posible para que esto no vuelva a suceder".

Ratzinger explicó que para evitar casos como estos, la Iglesia actuará en varios niveles: "poniendo reglas, reconciliándose con los católicos y con una buena formación de los sacerdotes".
Antes de profundizar en esos tres niveles, Benedicto XVI subrayó que se refería a la pedofilia "y no a la homosexualidad".


Y esa técnica de separar a la pedofilia (abuso de menores) de la homosexualidad (relación sexual con el mismo sexo), no responde a la realidad, dado que en su inmensa mayoría las denuncias de "abusos" de menores fueron de carácter homosexual.

Pero, como Ratzinger, a su vez, es un abanderado de la lucha contra la homosexualidad, licua la comprensión del problema en la pederastia para "salvar la imagen" de su Iglesia de la decadencia.

La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, no descartó en conferencia de prensa que el "asunto" figure en la conversación que mantendrán este miércoles en el Despacho Oval Bush y el Papa, aunque indicó que la agenda tiene otras "prioridades".
Entre ellas, citó los "derechos humanos" (hay que aclarar que EEUU es una potencia militar invasora de pueblos), la tolerancia religiosa y la necesidad de colaborar para "combatir la ideología extremista".

Ese, la "guerra contra el terrorismo", es el punto medular que le interesa afianzar a la Casa Blanca con el "representante de Dios en la tierra", cuya posición ha sido siempre de claro alineamiento con EEUU-Israel y las potencias sionistas en el combate contra el "terrorismo islámico".
Juan Pablo II y Reagan: la "santa alianza contra el comunismo".

Así como el apostolado de Juan Pablo II estuvo orientado a la "guerra contra el comunismo" y a una firme alianza con Washington durante la "Guerra Fría" EEUU-URSS, una parte substancial de la "misión espiritual" de Ratzinger hoy está dedicada a combatir las tendencias fundamentalistas y "terroristas" del islamismo.

En ese contexto hay que ubicar los constantes ataques y provocaciones del actual Papa Ratzinger a las creencias de la fe musulmana emparentándolas con la "violencia fundamentalista" que luego sus colaboradores hacen pasar como "disgresiones".

Entre las operaciones desarrolladas por la CIA contra el peligro comunista durante la "Guerra Fría" cabe recordar que William Colby, jefe de de esta central de inteligencia entre 1973 y 1976, ya declaraba en sus memorias que “la mayor operación política asumida por la CIA fue prevenir el avance comunista en Italia en las elecciones de 1958, impidiendo así que la OTAN fuese amenazada políticamente por una quinta columna subversiva: el PCI”

En la misma sintonía, un documental de la BBC "Rivales para el Paraíso" revela los testimonios del general Vernon Walters, ex subdirector de la CIA, y de Richard Allen, que fuera titular Consejo de Seguridad Nacional durante el gobierno de Reagan.

Walters describe cómo el Papa Juan Pablo II formó una alianza con la CIA y con la Casa Blanca, mientras Allen puntualiza la función colaboracionista que desempeñó el jefe del Vaticano dentro del sistema capitalista global liderado por EEUU. Asociación considerada como la mayor alianza secreta de todos los tiempos por un conjunto de expertos.

El documental de la BBC, "Rivales para el Paraíso", también describe las oscuras negociaciones entre el Vaticano, Hitler y Mussolini, presentadas como un acuerdo para "detener al comunismo", por el cual la Iglesia Católica se hizo cómplice silenciosa de la invasión a Polonia y de la matanza de judíos realizadas por el nazismo.

El entonces Papa Pio XII estaba demasiado comprometido con el "pacto anticomunista" por lo que no movió un dedo cuando Hitler invadió Polonia, una nación católica que no estaba bajo la órbita del sistema comunista en ese entones. El mismo papel desempeñó Juan Pablo II, 50 años después, cuando EEUU bombardeó e invadió Yugoslavia.

De la misma manera que el Papa Juan Pablo II formó una sólida alianza con Washington para defender al mundo occidental de la "amenaza comunista" , hoy Ratzinger, representante del Opus Dei en el Vaticano, tiene una sólida alianza con el eje sionista EEUU-Israel-UE para salvar al mundo de la "amenaza terrorista".

En ese escenario, la presencia del Papa en Washington está motivada por algo más que la necesidad de lavarle la "cara homosexual y abusadora de menores" de su Iglesia en el Imperio estadounidense.

Bush, a quien le falta un poco más de ocho meses para dejar el cargo, y con operaciones militares "pendientes" en Medio Oriente, no desaprovechará la oportunidad para invitarlo al jefe del Vaticano a que se exprese contra el "peligro terrorista".

En las últimas horas, las versiones de inminentes operaciones militares de Israel (con apoyo de Washington) contra Gaza, Líbano y Siria son ya moneda corriente en el comentario de medios y analistas de Tel Aviv así como del mundo árabe.

Otro tanto se respira en las usinas del poder conservador norteamericano donde se asegura que difícilmente Bush abandone la Casa Blanca sin terminar el "trabajo sucio" en Medio Oriente: Lanzar una "ofensiva final" contra Hamás y Hezbolá, y trazar el precedente de las primeras operaciones militares contra Irán y Siria.

El deterioro de la situación en Líbano, Gaza y en todo Oriente Medio ha disparado los temores al estallido de una nueva guerra entre el grupo chií Hezbolá e Israel, con posible implicación de Siria, y tal vez de Irán, que podría ser inminente, según fuentes israelíes y libanesas citadas por la prensa árabe e israelí en los últimos días.

La alianza con Ratzinger, el Papa "contraterrorista", le permite a Washington operar una campaña de "legitimación" de la guerra contra el "fundamentalismo islámico" en Europa, donde la "guerra contraterrorista" tiene su columna vertebral con Sarkozy y Merkel, a los cuales ahora se agrega Berlusconi, un vecino del Vaticano.

Así como la figura de Juan Pablo II, por decirlo de alguna manera, "cerraba" los dos propósitos fundamentales de Washington durante la "Guerra Fría": abrir el camino a la expansión de sus trasnacionales en Europa del Este de la mano de la prédica "anticomunista" de Juan Pablo II, y apuntalar con el Vaticano a la Doctrina de Seguridad Nacional, sustento motriz de las dictaduras militares latinoamericanas que combatían al peligro "subversivo rojo" en la región.

Durante el reinado de Juan Pablo II, el Opus Dei, que controla el Vaticano, se valió de su lobby curial, la llamada troyka del "cuadrilátero" para controlar la mayoría de la decisiones políticas del Papa Juan Pablo II desde que fuera instalado al frente de la Iglesia Católica en 1978.
Sus operadores más representativos en el cónclave de elección papal para suceder a Pablo II tras su muerte, en 2005, eran los cardenales Sodano, Herranz, y Ratzinger, quienes se encargarían de que en el Vaticano siguiese reinando un Papa (de la ideología que sea) potable a las decisiones de la conexión Washington-Opus Dei-mafia financiera ítalo-norteamericana-poder sionista, para continuar manejando los destinos de la "Santa Sede".

Finalmente, Ratzinger fue el "elegido", e inmediatamente su prédica fue dirigida contra los bolsones "fundamentalistas y extremistas" de la religión islámica, en clara sintonía con los postulados de la "guerra contraterrorista" de Bush.

Para entender el rol que puede jugar Ratzinger en el eventual (y anunciado) desenlace militar en en Medio Oriente, hay que proyectarlo comparativamente con el que jugó Juan Pablo II durante la invasión de EEUU a Irak.

Las "coincidencias" ideológico-doctrinarias entre Bush y Juan Pablo II, la "Santa Alianza" entre Washington y el Vaticano, quedaron demostradas durante la invasión a Irak, más allá de los formalismos de las condenas en abstracto a "la guerra" realizadas por Wojtila y el clero romano.

El Papa polaco nunca fue a la ONU para frenar la invasión, nunca viajó Bagdad como "escudo humano" para detenerla, y una vez iniciada, se mostró más preocupado en la "reconstrucción" de Irak (el botín de guerra de las transnacionales) que en condenar la invasión.

En lo atinente a la "misión" de Ratzinger en Washington, si bien su cáscara formal es la condena papal al "abuso de menores" por parte de curas católicos, la presencia del Obispo reafirma ante el mundo la "santa alianza antiterrorista" entre Washington y el Vaticano.

Una alianza que va jugar un rol fundamental en el momento que Israel y EEUU comiencen las operaciones militares previstas en Medio Oriente.
De las cuales forman parte (a modo de avanzada propagandística) los continuos ataques de Ratzinger al mundo islámico.
No se trata de la santa guerra contra la "pederastia curial", sino de la santa "guerra contra el terrorismo", en la que Washington y el Vaticano del Opus Dei siguen sintonizando a la perfección.
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