Advierte a la ciudadanía de que los próximos meses pueden ser muy duros
El presidente quiso contrarrestar las acusaciones de 'despilfarrador'
'El peso de esta crisis no determinará el destino de esta nación', dice Obama
El presidente quiso contrarrestar las acusaciones de 'despilfarrador'
'El peso de esta crisis no determinará el destino de esta nación', dice Obama
Ricard González Washington
Actualizado miércoles 25/02/2009 03:25 horas
El flamante presidente de los EEUU, Barack Obama, en su primer discurso ante una sesión conjunta del Congreso (el Senado y la Cámara de Representantes) ha hablado de economía. No obstante, Obama ha utilizado esta vez un tono matizadamente diferente al de sus últimas ruedas de prensa, y ha dejado espacio para la esperanza.
El presidente ha descrito un panorama sombrío al hablar de la situación eonómica del país, y advirtió a la ciudadanía de que los próximos meses pueden ser los más duros. "Nuestra economía está debilitada, y nuestra confianza tocada", dijo el presidente, un mensaje en línea con el que ha venido repitiendo desde su toma de posesión.
Sin embargo, Obama se muestra más esperanzado de cara al futuro gracias al plan de estímulo de la economía que ha aprobado recientemente el Congreso: "Aunque estamos viviendo tiempos duros e inciertos, esta noche quiero que cada americano sepa esto: nos reconstruiremos, nos recuperaremos, y los Estados Unidos de América emergerán más fuertes que antes".
El presidente dejó atrás el lenguaje con tintes apocalípticos y volvió a recuperar parte de aquel tono positivo que caracterizó su retórica durante las primarias demócratas. "El peso de esta crisis no determinará el destino de esta nación", dijo Obama solemnemente. "Las respuestas a nuestros problemas no están fuera de nuestro alcance. Están en nuestros laboratorios, en nuestras universidades, en la imaginación de nuestros emprendedores, y en el orgullo de la gente más trabajadora de la Tierra".
El Obama de este miércoles se pareció más del del 'Yes we can', que simbolizaba perfectamente su voluntad de inspirar esperanza entre una población harta de la estrategia del miedo de la administración Bush. El presidente había sido acusado últimamente de catastrofista. Incluso Bill Clinton le instó esta misma semana a inspirar de nuevo el optimismo entre los ciudadanos.
El porqué del cambio de discurso
Según los expertos, este cambio de discurso se debe a varios factores. En primer lugar, el presidente ya no necesita pintar un escenario catastrofista con la finalidad de presionar a los congresistas republicanos para que voten su plan de estímulo. Además, en parte, la crisis se ha visto agravada por una falta de confianza de los agentes económicos, por lo que es necesario estimular su optimismo desde la Casa Blanca para que la rueda de la economía vuelva a girar.
Como buen patriota, Obama alabó las virtudes de sus ciudadanos, que han convertido a los EEUU en una superpotencia mundial. "Estas cualidades han hecho de América la mayor potencia de progreso y prosperidad en la historia de la humanidad, y aún poseemos cualidades para seguir siéndolo", ha dicho el presidente.
El inquilino de la Casa Blanca también recuperó otro de sus temas favoritos de cuando aún era senador de Chicago: la unidad nacional para la consecución de objetivos de gran calado. "Lo que hace falta ahora es que nuestro país se una ante los desafíos que afronta y asuma sus responsabilidades una vez más".
El presidente quiso contrarrestar las acusaciones de 'despilfarrador' que ha recibido desde los bancos republicanos a causa del enorme volumen del plan de estímulo (800.000 millones de dólares), y se comprometió con el principio de responsabilidad fiscal, y asegurando que "al final de mandato, el deficit será sólo de la mitad".
Más allá de la economía
Además de la economía, el presidente también abordó otros asuntos, la mayoría de política doméstica. Insistió en su voluntad de llevar a cabo una revolución verde que transforme la política energética del país. También prometió llevar a cabo una reforma del sistema sanitario que permita que todos los ciudadanos norteamericanos tengan cobertura sanitaria. En cuanto a la política exterior, se mostró dispuesto a abrir nuevas vías de diálogo tanto con los aliados tradicionales, como con aquellos estados hostiles a los EEUU.
La tradicional respuesta republicana correspondió a una de las nuevas estrellas de este partido, Bobby Jindal, que ha liderado la oposición al plan de estímulo de la economía. Jindal se mostró dispuesto a colaborar con las iniciativas de Obama, siempre y cuando éste cumpla su promesa de actuar de forma bipartidista.
Entre la lista de invitados especiales de la Casa Blanca, destacaron el capitán Chesley Sullenberger, nuevo héroe nacional después de su amerizaje en el río Hudson, y Lily Ledbetter, cuya lucha incansable por la igualdad salarial entre hombres y mujeres ha llevado a que el Congreso apruebe una ley que la garantice. En cambio, quien no estaba en el hemiciclo era el Fiscal General, Eric Holder. Siguiendo la tradición, al menos un miembro del gobierno debe ausentarse por si ocurriera algún evento catastrófico en la sala.
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