Barack Obama sólo deberá pronunciar 35 palabras para convertirse en presidente de Estados Unidos el 20 de enero, pero los medios de todo el mundo cubrirán masivamente el evento.
El acontecimiento no es para menos: investidura del primer jefe de Estado negro estadounidense, fin de la era de George W. Bush y momento de esperanza en plena crisis económica.
"Imagínense los Juegos Olímpicos, el Superbowl y el Mundial de fútbol juntos", dice Rich Hanley, profesor de comunicación en la Universidad Quinnipiac (Connecticut, noreste). "Y agreguen la coronación de la reina de Inglaterra".
El acontecimiento no es para menos: investidura del primer jefe de Estado negro estadounidense, fin de la era de George W. Bush y momento de esperanza en plena crisis económica.
"Imagínense los Juegos Olímpicos, el Superbowl y el Mundial de fútbol juntos", dice Rich Hanley, profesor de comunicación en la Universidad Quinnipiac (Connecticut, noreste). "Y agreguen la coronación de la reina de Inglaterra".
Ninguna otra personalidad en el mundo tiene la capacidad de hacer competencia al frenesí mediático que genera el muy carismático Barack Obama.
El fenómeno ya fue observado durante su campaña electoral y tomará una envergadura inédita el día de su investidura como 44º presidente del país.
Incluso en circunstancias menos excepcionales, las ceremonias de investidura presidencial en Estados Unidos son siempre puestas en escena orquestadas cuidadosamente para la televisión.
Pero esta vez, un número récord de periodistas se disputan los lugares desde donde podrán ver a Obama en la escalinata del Congreso en Washington pronunciando el breve juramento sobre la Biblia y su discurso inaugural.
"Todo el planeta está interesado", asegura Joe Keenan del servicio de prensa del Senado, que entrega las acreditaciones a la prensa.
"Tenemos listas de miles de reporteros de televisión, semanarios, mensuales, diarios. Nos vemos obligados a rechazar más de los que aceptamos", agrega.
La lista la encabezan los grandes canales de televisión norteamericanos. NBC promete 21 horas de cobertura continua, incluyendo una hora en directo sobre las fiestas que seguirán a las ceremonias oficiales esa misma noche. Sus rivales CBS y ABC también prevén programas intensivos.
C-SPAN, el canal público que retransmite principalmente sesiones parlamentarias, cubrirá la totalidad de las festividades, incluyendo el viaje en tren que efectuará Obama el 17 de enero de Filadelfia a Washington. En total serán cuatro días de reportaje integral.
Incluso los canales habitualmente alejados de la política seguirán el evento, como el canal musical MTV, el de entretenimiento para la audiencia negra BET y el infantil Nickelodeon, que envía jóvenes reporteros a Washington.
Keith Peterson, del Centro para la prensa extranjera de Washington, precisó que se pondrán conexiones de internet a disposición de los periodistas que llegan desde el extranjero.
"Vamos a poner límites a la duración de utilización para evitar saturar las redes", agregó. Rich Hanley prevé una interminable verborrea, montañas de comentarios y análisis exhaustivos, por no decir agotadores.
Pero después de la fiesta viene la resaca, advierte. "Al día siguiente se va a despertar en la realidad fría y amarga".
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