Arias pide 72 horas para evitar un derramamiento de sangre
ÁLVARO MURILLO - San José - 20/07/2009
La eventual restitución de Manuel Zelaya en el poder, punto primero de la hoja de ruta presentada por el mediador Óscar Arias a las dos partes enfrentadas, provocó ayer un nuevo desencuentro entre el presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, y el Gobierno de hecho de Roberto Micheletti.
A las 3.30 de la tarde, hora local (23.30, hora peninsular española), las dos delegaciones, que este fin de semana mantuvieron la segunda ronda de diálogo para desbloquear la crisis institucional hondureña, comparecieron ante la prensa a la puerta de la residencia del negociador Arias, premio Nobel de la Paz. Lo hicieron por turnos y para anunciar su disconformidad con las posturas de la parte contraria, mientras Arias sólo acertó a pedir tiempo para resucitar lo que parece un diálogo de sordos, sin maquillar los peores pronósticos.
A las 3.30 de la tarde, hora local (23.30, hora peninsular española), las dos delegaciones, que este fin de semana mantuvieron la segunda ronda de diálogo para desbloquear la crisis institucional hondureña, comparecieron ante la prensa a la puerta de la residencia del negociador Arias, premio Nobel de la Paz. Lo hicieron por turnos y para anunciar su disconformidad con las posturas de la parte contraria, mientras Arias sólo acertó a pedir tiempo para resucitar lo que parece un diálogo de sordos, sin maquillar los peores pronósticos.
El primero en comparecer fue Carlos López, ministro de Exteriores del autoproclamado Gobierno de Roberto Micheletti. "[Óscar] Arias no ha podido comprender que la reposición de Zelaya [en el poder] es absolutamente inaceptable", dijo el jefe de la delegación de Micheletti. "Insistir en ese punto es una abierta intromisión en los asuntos internos de Honduras", añadió.
Pesimismo
A continuación apareció Rixi Moncada, que dirige la delegación de Manuel Zelaya. "Por la intransigencia de la otra parte y los calificativos que se escucharon en la reunión, este diálogo con esta comisión [en referencia a la parte contraria] ha terminado, pero dejamos espacio abierto para las decisiones o medidas que estime el mediador".
A continuación apareció Rixi Moncada, que dirige la delegación de Manuel Zelaya. "Por la intransigencia de la otra parte y los calificativos que se escucharon en la reunión, este diálogo con esta comisión [en referencia a la parte contraria] ha terminado, pero dejamos espacio abierto para las decisiones o medidas que estime el mediador".
Óscar Arias, en fin, sólo pudo constatar el desacuerdo sin disimular su pesimismo. "Si no es por la vía del diálogo, [en Honduras] puede dispararse de nuevo un arma y hay peligro de que vuelva a derramarse la sangre", advirtió. No obstante, volvió a insistir en la pertinencia del primer punto de su propuesta (la restitución de Zelaya en el poder) como base del diálogo. "Si logro que se acepten mis propuestas, en especial la primera, tal vez podamos evitar un derramamiento de sangre", añadió. Arias prometió darse un plazo de 72 horas -hasta el próximo miércoles- "para seguir trabajando de manera más ardua".
Desde Managua, Zelaya aseguró al concluir la reunión de San José: "Nadie va a poder impedirme regresar a Honduras". Dijo también que no rechaza el nuevo plazo de Arias.
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