20 septiembre 2007

IRAN EN LAS PRIORIDADES DEL IMPERIO....


Por: Jorge Gómez Barata (especial para ARGENPRESS.info)Fecha publicación: 20/09/2007

Irán no tiene modo de evitar una agresión norteamericana, excepto que acepte una rendición incondicional. La decisión no se debe únicamente al propósito de impedir el desarrollo nuclear de los persas, sino a la necesidad de eliminar el mayor obstáculo para la construcción del “Nuevo Medio Oriente”, imprescindible en la realización de la estrategia hegemónica imperial.
La arquitectura de la hegemonía en el mundo del futuro, se levanta bajo la presión de los Estados Unidos que no pueden ni desean hacerlo solos. Con todo y su poder, el imperio americano no es absolutamente autárquico, tiene conciencia de sus límites y conoce las ventajas de cultivar mínimos de diversidad. Para ser admitido en el exclusivo club que acompañará a Estados Unidos, se requiere de un pedigrí históricamente certificado, se necesita estar en condiciones económicas para sostener el esfuerzo, disposición para asumir los costos y coherencia para aceptar los riesgos. Inglaterra, Alemania y Francia están en la nómina que todavía pudiera admitir a algún otro socio con méritos para integrar la entente. Desde luego que esos protagonistas no serán los únicos beneficiados sino que tras ellos, la mayoría de los países de Europa Occidental y los ex socialistas que hagan suficientes meritos, se acomodarán bajo esa sombrilla, exactamente como hicieron durante la Guerra Fría cuando, a pesar de disponer de potencial económico y tecnológico, se abstuvieron de producir armas atómicas y de participar en la carrera de armamentos. Para la realización de ese cometido estratégico, Estados Unidos y sus aliados necesitan una retaguardia segura, flancos protegidos y un frente abierto, para lo cual es requisito, ahora o más adelante, eliminar ciertos obstáculos, Irán es uno de ellos.
Obviamente un Irán radical, definidamente antiimperialista y antinorteamericano, económicamente fuerte y militarmente imbatible capaz de vérselas con Israel, es inaceptable. Dado que en épocas de la Primera Guerra Mundial el problema energético no existía, la magnitud de los recursos petroleros del Medio Oriente no era conocida y Estados Unidos era el primer productor y exportador mundial de petróleo, al definir las estrategias del naciente imperio, el presidente Woodrow Wilson se concentró en otras prioridades y cedió el control del empobrecido Levante a Inglaterra y Francia. Por carecer de experiencia, tradición e influencia real en la zona, para la realización de su política medio oriental, a Estados Unidos que cuenta con Israel en calidad de gendarme, le resulta cómodo y rentable apoyarse en Inglaterra y Francia que prestaran un inestimable apoyo. Las amenazas, los manejos y las manipulaciones que desde hace varios años realizan los Estados Unidos en torno a Irán, la sostenida oposición a su desarrollo nuclear y el recurrente calentamiento de la situación que incluye la movilización de la ONU, es parte del proceso que, presumiblemente, debe conducir a que Irán se doblegue o a la agresión. Nadie debe llamarse a engaños, Estados Unidos no trabaja con la ONU para elaborar un consenso internacional, sino para dar la apariencia de que el programa nuclear de Irán representa un peligro para la humanidad y preparar los escenarios más propicios. No hace falta ser un oráculo ni tener acceso a fuentes de información excesivamente sofisticadas para comprender que una agresión a Irán, fatal e inevitablemente, será en gran escala y que en ella, el imperio reserva un importante papel a Israel y a las potencias occidentales. En cuanto a cuándo esta agresión se producirá es de pronóstico reservado, todo depende de cómo Bush pueda capear la situación en Irak y los procesos internos en su país y del modo como evolucione el panorama doméstico en Irán, que no es precisamente una balsa en aceite.
Por otra parte, nadie debe hacerse ilusiones de que con el fin de esta administración termina la aventura. El proyecto de hegemonía mundial bajo la férula de los Estados Unidos no se limita a Bush sino que lo trasciende. El imperio y sus intereses estratégicos no comienzan ni termina en él.

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