XAVIER DOMÍNGUEZ MÉNDEZ
El Universal Domingo 19 de octubre de 2008
Existe una norma en comunicación política que la podríamos resumir en que la gente LEE los titulares de la prensa escrita, ESCUCHA la radio y MIRA la televisión, así que si usted debe comunicarse a través de la pantalla preocúpese más por cómo sale que por lo que dice.
Existe una norma en comunicación política que la podríamos resumir en que la gente LEE los titulares de la prensa escrita, ESCUCHA la radio y MIRA la televisión, así que si usted debe comunicarse a través de la pantalla preocúpese más por cómo sale que por lo que dice.
Ese es siempre mi primer consejo para aquellos candidatos que pretenden convencer a través del medio masivo por excelencia, la tv. Analicemos pues los debates entre los dos candidatos a presidente de EU. Desde los debates de Nixon y Kennedy, uno atiende a varias cosas: la primera es que de los debates que hubo entre ellos sólo uno fue en la televisión y fue el único que ganó Kennedy. Desde entonces la importancia de la tv quedó plasmada, pues fue el demócrata quien ganó las elecciones.
Lo segundo es el testimonio del propio Nixon: “Que no les parezca una tontería que los maquillen, los vistan o les digan cómo hay que mirar a cámara; si hubiera hecho caso, hoy sería presidente”. Excelente lección, aunque amarga y dura para él. Los debates son espacios en que los candidatos pueden ganar y perder votos. Sin duda, creo que son más los que pueden perder que los que pueden ganar y es por eso que la preparación debe de ser exhaustiva. Varios son los que hemos visto para el proceso EU 2008 y varias son las cosas que destacamos.
La importancia de los debates televisados viene, entre otras cosas, por la cercanía que éstos producen con el elector, pues es lo más similar a tener al candidato, si me permiten, en el comedor de tu casa, y por el gran número de personas que lo ven en simultáneo. Los debates que hemos visto de McCain y Obama han ido de menos a más. Conocedores de la importancia de los mismos, ambos candidatos fueron a medirse en el primero, a pegarse en el segundo y a comparase en el tercero, más McCain que Obama, cuando hablamos de la pegada, claro está. Pero, ¿qué extraemos de ellos? En primer lugar, poca propuesta y mucha protesta, exceso de pegada y poco programa de futuro. La gente vota más por lo que se hará que por lo que se ha hecho, de tal manera que la gestión sienta bases, pero la necesidad de saber qué harán obliga a los candidatos a proponer, y es ahí donde Obama, por poco, aventaja a McCain.
Las posturas de ambos han sido muy claras. Obama ha querido posicionar a McCain como el candidato de Bush, como la persona que defiende la guerra y comparte responsabilidades en la crisis —antes financiera, ahora ya económica—. Por la contra, McCain ha presentado a Obama como una amenaza para la estabilidad del país, como persona poco preparada y con alianzas poco deseables para los intereses de Estados Unidos. Es ahí donde se equivoca y donde más factura le pasa.
Los ataques en campaña son como la vida misma, lo que no mata fortalece y eso ha sucedido con Obama. Además, si me permiten, les añado que “nunca se pega a un perdedor”; de ahí que el mensaje que se traslada al elector al pegar a Obama es que éste, aun partiendo como perdedor en un principio, se convirtió en líder y alternativa firme a los republicanos por los continuos ataques que recibía. De alguna manera, son los republicanos, McCain y sobre todo Sarah Palin, quienes hacen de Obama, a través de los debates, una persona a vencer. Obama a la defensiva, algo más propositivo que McCain, pero a la par que su contrincante, poco documentado.
Unos debates en los que ha importado más la protesta que la propuesta, el “insulto” que el respeto, y en los que poco han dicho de cómo han llegado a la situación actual que vive EU, pues recordemos que ambos son senadores y alguna responsabilidad compartida tendrán.
Sin duda, en el último debate, celebrado el 15 de octubre, vimos a un Obama mirando a la cámara y a un McCain mirando al moderador; Obama a la defensiva y McCain, rechazando la campaña negativa, no dejó de pegarle. Yo me pregunto, ¿no será mejor no pegar que luego pedir perdón? En fin, como reza el dicho, “quien peca y reza empata” y esa parece ser la idea de los republicanos. Un Obama más sereno que se sabe vencedor y que debe administrar una distancia que oscila, según los medios, entre 5 y 14 puntos, frente a un McCain forzado en un papel de agresor que ni le encaja ni le beneficia y que claramente identifica que ha perdido la rienda de su propia campaña. Ambos son zurdos, pero ambos mostraron muy poca mano izquierda para tratarse, respetarse y llevarse. Evadieron hablar del porqué y propusieron ligeramente el cómo; solucionaron poco y le hablaron más a los suyos que a los que deben de convencer. Como ellos mismos dicen, con estas propuestas, “God bless America”...
El autor es consultor político y electoral
El autor es consultor político y electoral
Muchas gracias por publicarlo.
ResponderEliminar