27 octubre 2008

OBAMA RETOMA EL MENSAJE DEL CAMBIO.....

El candidato demócrata lanza el alegato final del cambio necesario que confía le conduzca hacia la presidencia dentro de una semana

28.10.08 - MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL. NUEVA YORK
Obama corresponde a los saludos de estudiantes de la Universidad pública de Colorado, en Fort Collins. / AP
Ningún candidato republicano ha ganado nunca la Casa Blanca sin Ohio, por eso ayer tanto John McCain como Barack Obama se encontraban en este depauperado estado de los Grandes Lagos. McCain aguantaba los palos de un bastión que se le resiste en las encuestas. Obama lanzaba lo que sus asesores han llamado el alegato final de una larga campaña para la que acaba de recuperar el tono mesiánico y el mensaje del cambio con el que espera rematar la jugada.

«¡Una semana!», gritó el demócrata. «Falta una semana. Después de décadas de políticas que no funcionan en Washington, ocho años de políticas fallidas y 21 meses de campaña que nos han llevado desde los acantilados de Maine a la soleada California, y a todo lo que hay por en medio, ahora estamos a una semana de cambiar EE UU». Obama necesita todos los estados que ganó John Kerry en 2004, algo que parece probable salvo en Pensilvania, donde McCain se concentrará para abrir brecha en contra de lo que dicen las encuestas. Pero Kerry no ganó, así que repetir sus victorias no es suficiente: Obama precisa arañar otros 18 votos al colegio electoral. Para eso estaba ayer en Canton (Ohio), un estado que aporta 20 delegados, y se pasó parte de la semana pasada en Florida, que arrojará 27. El plan B sería ese ramillete del Oeste compuesto por Nuevo México, Colorado y Nevada, que suman 19 escaños.

Cien mil convencidos
En esas tierras concentró su fin de semana a la vuelta de Hawai, donde pasó dos días visitando a su abuela enferma. En Denver se superó a sí mismo. Allí donde cerró la Convención del Partido Demócrata justo en el 45 aniversario del mítico discurso de Martin Luther King 'Tengo un sueño', 10.000 personas que hicieron cola frente al Capitolio desde temprano dejaron cortas a las 75.000 que en agosto llenaron el estadio del Invesco. En Fort Collins, a una hora al norte, la Policía contó cerca de 50.000.

Allí se dedicó a desgranar sus políticas fiscales y enredar la sombra de Bush al cuello de su rival, John McCain. Pero ayer, al estrenar el discurso que será su alegato final esta semana, volvió al misticismo que durante las primarias sirvió para construir un movimiento e inspiró a millones a luchar por él, convencidos de que es el heredero de los Kennedy.

Obama lanzó una mirada nostálgica al comienzo de este «viaje improbable» que empezó en los peldaños del Capitolio de Springfield (Illinois), siguiendo los pasos de Abraham Lincoln. «Sin mucho dinero, sin muchos apoyos ni posibilidades en las encuestas», recordó. «Sabíamos lo empinada que iba a ser la subida, pero también creíamos que EE UU estaba hambriento de nuevas ideas y de nuevos líderes que rompieran con los salvajes ataques del pasado».

Para Barack Obama el haber llegado «tan cerca» de la meta es la prueba de que efectivamente el pueblo ansía un cambio, «pero no podemos bajar el pistón ni sentarnos un solo minuto cuando hay tanto en juego. Una semana más», insistió el candidato. Si cruza la meta, el candidato promete instaurar las «regulaciones de sentido común» que evitarán nuevas crisis financieras como la que sacude actualmente el planeta.

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