11 mayo 2008

ASCENSO DE OBAMA INDICA FINAL DE LA ERA CLINTON


POLÍTICA DEMÓCRATA.

1023930.-Adam Nagourney

Después de 16 años, quizá la era Clinton esté llegando a su final, presentándoles a los demócratas una transición histórica, aunque potencialmente desgarradora, y un desafío al senador Barack Obama conforme busca reconciliar a un partido profundamente dividido.

Bill y Hillary Clinton han estado en el corazón del Partido Demócrata desde que Bill Clinton lo condujo de nuevo a la Casa Blanca en 1992, con una campaña que combinó un atractivo moderado con agudas tácticas políticas que, en otra época, habían venido de los republicanos. El año pasado, todo parecía indicar que Hillary Clinton tenía asegurada la dirección de los demócratas hacia la campaña de las elecciones generales, si no es que más allá.

Y si bien la relación entre el círculo dominante del partido y los Clinton siempre ha sido un poco tensa en el mejor de los casos, una generación entera de demócratas no ha conocido otras figuras tan dominantes como ambos políticos.

El miércoles de esta semana, Clinton dijo que ella permanecería en la contienda pese a su derrota de dos dígitos en Carolina del Norte y una apretada victoria en Indiana. Pero, a lo largo del partido, integrantes demócratas –incluidos algunos de sus propios partidarios– estaban de cara a mayores probabilidades que su maraña de vínculos con y los sentimientos hacia los Clinton fueran barridos por ahora, a medida que el partido se prepara con miras a una nueva era con un líder, en Obama, que viene de una generación diferente y promete un estilo muy diferente de hacer política.

"Va a llegar un nuevo grupo de personas a dirigir el espectáculo", dijo Simon Rosenberg, el director ejecutivo de la Nueva Red Democrática, organización de acción política que no tiene afiliación con ninguno de los candidatos estadounidenses. "Los Clinton y sus aliados han estado al mando durante 16 años. Vamos a ver una nueva generación de líderes políticos llegando a la vanguardia. Eso va a crear un alboroto".

Gary Hart, ex senador por Colorado que se postuló a la presidencia de Estados Unidos en 1984 y actualmente apoya a Obama, dijo: "Cuando menos la mitad de la administración de Obama, si él resulta elegido, será de personas que estarán por primera vez en la Casa Blanca: ministros del gabinete y funcionarios en altos puestos".

Ciertamente, nadie anticipa que una pareja con ese tipo de habilidades, una amplia red, historia y amplio atractivo –sin mencionar poder para recaudar fondos– desaparezca del escenario demócrata. Se presupone que Hillary Clinton regresaría a lo que potencialmente podría ser una participación de muy alto nivel en el Senado. Bill Clinton apenas tiene 61 años de edad, y nunca ha sido el tipo de político que se conforma con estar al margen.

No obstante, el movimiento de Obama al borde la nominación estuvo cargado de simbolismo y pruebas de un partido en transición. En su primera vez como candidato presidencial, hasta ahora él ha logrado superar las maniobras de la arrogante maquinaria política de Clinton. Él posicionó su candidatura como un repudio al estilo de política que los Clinton practicaron, así como un rompimiento generacional. Además, atrajo a miles de nuevos electores y donadores a su lado, dándole al partido un nuevo rostro y energía renovada.

"Los Clinton tuvieron una importante participación en la historia reciente del Partido Demócrata y siempre lo harán de alguna forma, dado su éxito para traer paz y prosperidad al país", comentó el senador demócrata de Massachusetts, Edward M. Kennedy, quien apoyó a Obama. "Sin embargo, las elecciones tienen que ver con el futuro, no el pasado. Es una nueva era. Este es un nuevo espíritu que está en las calles".

De cualquier forma, este es nuevo territorio para el partido, al tiempo que el esfuerzo con miras a mezclar lo viejo con lo nuevo – ideas, líderes y votantes– podría terminar siendo desgarrador. Muchos integrantes del Partido Demócrata, si bien se muestran cansados de los Clinton, siguen valorando considerablemente el grado hasta el cual Bill Clinton contribuyó al rescate del partido luego de haber estado 12 años fuera de la Casa Blanca. Los Clinton son, en muchas formas, una manta de seguridad para muchos integrantes del partido; quizá no sea fácil dejarlos.

Todo esto representa un desafío para Obama conforme busca conducir al ala Clinton del partido más allá de la era Clinton sin ofender a la considerable base de partidarios de Hillary Clinton. Encuestas de salida en Indiana y Carolina del Norte volvieron a sugerir la profunda división del partido entre jóvenes y viejos, blanco y negro, bajos ingresos y altos ingresos.

"Va a ser duro", dijo Bob Kerrey, ex senador por Nebraska, así como partidario de Clinton. "Una parte de lo que he visto en esta campaña es el grado de dificultad para unir a este partido: La unión de electores demócratas en Virginia Occidental con electores demócratas en el Centro–sur de Los Angeles. Eso es lo que él tiene que hacer y lo que va a resultar muy difícil".

The New York Times News Service

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