14 julio 2007

Malos tiempos para Bush

BUSH CADA VEZ MAS AISLADO SE EMPECINA EN LA GUERRA SIGA MAS TIEMPO EN IRAK.

Por: Emilio Marín (LA ARENA)Fecha publicación: 12/07/2007

El presidente norteamericano, por motivos políticos ligados a la preservación personal y de los republicanos, insiste en la guerra de Irak. Sus opositores demócratas, también por razones políticas, quieren un cambio.La realidad ha triturado hasta no dejar un átomo indemne de ese George Bush que bajó vestido de piloto de guerra en la cubierta del portaaviones 'Abraham Lincoln', el 1º de mayo de 2003, para anunciar que las operaciones fundamentales de la ocupación de Irak habían culminado.

'Misión cumplida' rezaba un cartel de propaganda. Ahora parece una burla siniestra aunque para el texano debe ser el sueño dorado de su mejor época en la Casa Blanca.En ese entonces su techo de popularidad subía a cada medición, hasta rozar el 90 por ciento. Claro está, ese guarismo era dentro de su país, el agresor. En el árabe, el agredido, la marca era negativa como en gran parte del mundo, donde se sabía o intuía que la maquinaria propagandística norteamericana había plantado armas falsas en lo que pronto sería el cadáver de Saddam Hussein.Es que el sueco Hans Blix y los inspectores de armas de Naciones Unidas (Unscom) habían concluido en que tales arsenales no existían, al cabo de inspeccionar de punta a punta todo Irak. Incluso miraron lo que había debajo de las camas de los palacios presidenciales y sedes del Partido Baaz no hallaron ni en fotos las armas de exterminio masivo de las que hablaba Washington con el eco londinense.Hasta los aliados -que enviaron tropas para ocupar la Mesopotamia- empezaron a admitir pública y oficialmente que el motivo que los llevó a ese lugar políticamente incorrecto fue asegurar su cuota del petróleo iraquí.
Lo confesaron hace semanas las autoridades de Australia.Muchos hechos, desde la barbarie cometida en el lugar hasta el gasto infernal de la guerra, pasando por el alto número de bajas propias, convirtieron a esa invasión en algo mal visto por buena parte de los mismos estadounidenses que tan alta opinión tenían de la carnicería cuatro años atrás.Por suerte el destinatario directo de esa mutación fue el aludido disfrazado de aviador militar, que ahora se lame las heridas políticas. Un estudio de Gallup lo ubica con sólo 29 por ciento de imagen positiva y otro de Newsweek, del 21 de junio último, le atribuye menos aún, 26 por ciento. Es el peor del grado, de todos los que pasaron por la Casa Blanca, igualando las marcas más negativas de Harry Truman, Richard Nixon y James Carter. Comparado con él, su padre George Hebert Bush sería Gardel.La respuesta de estos gerentes del imperio es monótona: apelan a mayores presupuestos de guerra y el envío de nuevos contingentes al frente. O sea dinero y sangre ajena. Y matizan con un espuelazo a los sentimientos patrioteros, como hizo el presidente al visitar varias bases y academias militares de su país con motivo del 4 de julio último. Pero ese recurso le está dando cada vez menores resultados.
Siete de cada diez Según el sondeo citado de Gallup, siete de cada diez norteamericanos se pronuncian por traer de regreso sus soldados desde el frente iraquí según un cronograma que empiece en octubre próximo y culmine en abril del año próximo.En esa opinión ahora prevaleciente debe haber impactado, en un grado indescifrable, la corriente de crítica mundial a la actuación del mandatario y de sus efectivos en esa nación que era soberana hasta marzo de 2003 para trocar en un país ocupado por los marines y desangrado en luchas entre chiítas, sunnitas y kurdos.

Lo que sí influyó, y en una forma concreta, es el ingente gasto que demanda esa guerra sin perspectivas ciertas de victoria, al menos en el corto y mediano plazo según la mayoría de los observadores.El norteamericano medio que paga sus impuestos, según la estúpida definición de 'ciudadanos' copiada por Mauricio Macri y el PRO, ha hecho un cálculo de pro y contras. Luego de hacer cuentas, sin demasiados principios, dedujo que no le convenía que desde el Salón Oval siguieran pidiendo presupuestos militares exorbitantes pues ya gastaron 610.000 millones de dólares en los ejércitos que operan en Irak y Afganistán. Y se disgustó cuando vio que el presidente, lejos de limitar sus solicitudes de fondos al Congreso, pidió otros 147.000 millones de dólares para el año entrante.Es que cualquiera sabe que esa sangría de recursos derivará en mayores impuestos, déficit presupuestario y recortes a las partidas estatales menos ligadas a la muerte.El otro factor que condiciona el ánimo del frente interno estadounidense es la continua muerte de sus soldados.

Ayer el sitio http://www.icasualties.org/oif/ registraba 3.610 muertos que -sumados a los 159 británicos y 128 de otras nacionalidades- daba un total de 3.897 bajas de la coalición.Luego de los refuerzos de hombres y equipos dispuestos por Bush, que envió a otros 26.000 efectivos, la tropa propia comandada por el general David Petraus asciende a los 160.000.Pero aunque parezca contradictorio, más hombres y operaciones más 'agresivas' contra la resistencia iraquí, ha redundado en un mayor flujo de muertos y heridos entre los invasores. Eso repercute negativamente en el ánimo no sólo del contingente sino, sobre todo, 'en casa'. Más allá de que en otros órdenes la comparación no sea pertinente, en este aspecto el frente iraquí está reviviendo el síndrome de Vietnam.Juego de los demócratasEl juego de Bush está a la vista: reforzar el ejército y acusar de traidores a la patria y a los 'muchachos' que luchan en Bagdad a los detractores de su política. A contramano de lo que piensa la fluctuante mayoría estadounidense, el presidente ordenó que las tropas sigan en sus puestos y disparen hasta a las sombras. Ya vetó en su momento una cláusula impuesta por los demócratas en una partida presupuestaria porque demandaba un cronograma de la retirada. Y ahora ha manifestado que debe aguardarse el informe que el 15 de setiembre próximo rendirá el comandante Petraus en el Congreso.El texano busca preservarse a sí mismo como el 'patriota' que luchó a fondo contra 'el terrorismo'.

Calcula que aunque su partido republicano pueda perder los comicios de noviembre de 2008, aquel legado será una base para reconstituir el poder del viejo partido en esos comicios o en los próximos, además de una coraza para sí mismo.Da la impresión de que esa estrategia va a fracasar, por la impopularidad de la guerra y los malos resultados obtenidos. En ese aspecto parecen correr con ventaja los demócratas, que en noviembre de 2006 lograron controlar las dos cámaras, luego de doce años. Estos opositores, aunque en muchos temas lo sean sólo de palabra, vieron mejorar la factibilidad de su retorno a la Casa Blanca, para lo que se perfilan los senadores Baraka Obaman y Hillary Clinton.El Partido Demócrata, que también votó a favor de la guerra contra Irak intentando compartir con Bush las mieles del posible éxito, ahora se despega por razones electoralistas.

Se le atribuye a Napoleón una frase que sintetiza la explicación de ese cambio de postura: 'la victoria tiene muchos padres pero la derrota ninguno'.Uno de los pocos demócratas reaccionarios hasta el final ha sido el senador Joseph Lieberman, que se opuso al mandato partidario de exigir al Ejecutivo el cronograma de retorno de las tropas antes de abril de 2008. Los demás votaron para condicionar a Bush, tal como venía resuelto desde la Cámara de Representantes a pedido de la líder partidaria Nancy Pelosi.El cálculo demócrata es simple: si el regreso se anticipa, quedará como fruto de sus presiones y encima le sacarán un problema al próximo mandatario; si no se produce, entonces con seguridad creen que ganarán las elecciones en noviembre de 2008.Pero a la izquierda de los demócratas está creciendo un real movimiento pacifista, encarnado en la coalición 'Tropas Afuera Ahora' y figuras como Cindy Sheehan, la madre del soldado muerto que ha encabezado manifestaciones en contra de la guerra. La 'Mamá Paz' pidió a Pelosi que inicie un juicio político contra Bush, lo que no parece viable en este momento pero se suma como aporte al descrédito presidencial.Ese espectro progresista realizó el 1º de julio un Foro Social en Atlanta, con 10.000 asistentes, y comprometió hacer de setiembre próximo un mes anti guerra. Entre otras actividades habrá un Congreso Popular por la Paz y una marcha masiva en Washington con un llamado a 'finalizar la guerra afuera y la guerra en casa'.
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