14 marzo 2009

UN NIÑO SE "CUELA" ENTRE OBAMA Y LULA...

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, (i), camina junto al presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, (d) tras su encuentro en el despacho oval de la Casa Blanca. EFE

Sábado 14 de Marzo de 2009 23:41 h

EEUU-BRASIL

14.03.09 21:43 h. EFE
En medio de la mayor crisis económica en varias generaciones y dos guerras, los presidentes de EE.UU., Barack Obama, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se pararon hoy a hablar de un niño, Sean Goldman, de ocho años, cuyo caso ha empañado la relación entre ambos países.

Goldman está en Brasil desde junio de 2004, cuando su madre brasileña, Bruna Bianchi, se lo llevó en teoría de vacaciones. El padre, el estadounidense David Goldman, los despidió en el aeropuerto.

Sean nunca volvió. Bruna se divorció del marido desde Brasil y se casó allí con su abogado, João Paulo Lins e Silva, que pertenece a una influyente familia de Río de Janeiro.

El año pasado ella murió de complicaciones de parto y el niño vive actualmente con el padrastro, mientras que el padre intenta por todos los medios legales que se le devuelva el niño.
El caso ha empañado la relación entre Estados Unidos y Brasil, y hoy llegó al nivel de mandatarios, que lo abordaron en su encuentro en la Casa Blanca.

En una rueda de prensa posterior, Lula dijo que el asunto está en la justicia federal y que "cualquiera que sea la decisión, el Gobierno la respetará, porque gracias a Dios tenemos en Brasil un poder judicial que tiene autonomía".

Obama, por su parte, "agradeció la posición del Gobierno brasileño de hacer que el caso fuera para la justicia federal", en lugar de la estatal, según explicó Lula. La Casa Blanca no hizo comentarios al respecto.

No obstante, el departamento de Estado ha dejado claro que el Gobierno de Estados Unidos quiere que el niño vuelva.
Mientras, frente a la residencia presidencial un grupo de manifestantes con pancartas y banderas brasileñas en apoyo al padre reclamaba hoy el retorno de Sean.

El caso pasó desapercibido durante años, enterrado entre las miles de historias similares en las que trabaja el departamento de Estado.
No obstante, recientemente ha saltado a la atención nacional después de que medios de prensa de peso se hicieran eco de él.

De ahí pasó a las máximas autoridades del país. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, mencionó el tema a su homólogo brasileño, Celso Amorim, en una reunión preparatoria hace unas semanas del encuentro presidencial de hoy.

El jueves Clinton habló por teléfono con David Goldman, que es capitán de un barco de pesca deportiva por alquiler.
El miércoles, la Cámara de Representantes aprobó una resolución en la que pidió a Brasil "como un asunto de urgencia extrema" el retorno de Sean a Estados Unidos.

David Goldman se ampara en la Convención sobre Secuestros de la Haya, que obliga al retorno de Sean a Estados Unidos para que se determine en las cortes de aquí y no en las brasileñas quién tiene la custodia.

Según una fuente gubernamental, Lula fue puesto al tanto del caso hace unos días de cara a una entrevista que otorgó al diario The Wall Street Journal para hablar sobre su encuentro con Obama en la que el periodista efectivamente le preguntó al respecto.
Mientras que en los últimos meses el apoyo a David Goldman ganaba volumen en Estados Unidos, en Brasil reinaba el silencio, en parte por una orden judicial que limitaba la divulgación del caso.

No obstante, desde el encuentro entre Clinton y Amorim la historia ha saltado a la luz también allí.
Silvana Bianchi, la abuela brasileña del niño, afirmó hoy que el caso es "judicial" y "no de jefes de Estado", en declaraciones al diario Folha de Sao Paulo.
Bianchi, quien estaba junto a su hija en el avión en el que Sean voló a Brasil en el 2004, aseguró que el padre "nunca" visitó al niño porque "no tenía interés" y que "jamás" la familia brasileña le negó autorización para verlo.

Goldman, sin embargo, entró rápidamente en las cortes para recuperar al hijo.
En 2004 un tribunal de Nueva Jersey ordenó la repatriación inmediata del niño y en octubre de 2005 un juez brasileño reconoció que su partida fue "ilegal", pero citó una cláusula en el tratado de La Haya que permite su permanencia en el segundo país si "el niño está integrado en su nuevo entorno".

Goldman dice haber viajado nueve veces al país suramericano en los últimos años, pero sólo logró estar con el niño el mes pasado, gracias a una orden judicial.
Sean le preguntó por qué no había ido a verlo antes, según Goldman.


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Tensión por un niño en la reunión Obama-Lula
Conflicto. Madre brasileña lo llevó sin permiso. Murió y el padre, de EE.UU., lo reclama
DANIEL HERRERA LUSSICH
En WASHINGTON
CORRESPONSAL PERMANENTE
Un niño de 8 años, estadounidense-brasileño, puede acaparar la atención de los presidentes Luiz Inácio Lula Da Silva y Barack Obama hoy en la reunión que mantendrán en la Casa Blanca.

En medio de la gran expectativa que existe por la visita oficial del mandatario brasileño (el primer gobernante latinoamericano que se entrevistará con Obama luego de su juramento ante el Congreso el 20 de enero pasado), y cuando giraban un sinfin de especulaciones sobre los principales temas que estarían sobre la mesa del despacho del Salón Oval, surgió el nombre de Sean Goldman Bianchi. La madre del niño, ahora fallecida, lo trasladó de Nueva Jersey a Rio de Janeiro en el 2004, sin permiso paterno, a los cuatro años de edad. En la actualidad, Sean es la causa de ciertos roces políticos entre dos países amigos y es centro de un agitado juicio por la tenencia ante magistrados de Estados Unidos y Brasil.

Los reclamos legales, las injerencias de políticos de ambos países y el "estatus" del pequeño se convirtieron en un problema. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, en reciente conversación con el ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Celso Amorim, trasmitió la preocupación de la Casa Blanca por la demora en dar trámite a las resoluciones judiciales que dictaminan el retorno de Sean Goldman a Estados Unidos junto a su padre.

Casi simultáneamente, la Cámara de Diputados americana, por amplia mayoría, hace pocas horas aprobó el pedido de regreso del niño, proyecto de resolución que pasó a decisión final del Senado.
En 1997, David Goldman, en ese entonces de 34 años, estadounidense, modelo, y Bruna Bianchi, brasileña, 26, estudiante de diseño y moda, se conocieron en Milán. Dos años después se casaron en Nueva Jersey y se fueron a vivir a Tinton Falls. En el 2000 nació Sean. En junio de 2004 Bruna Bianchi abordó un avión en Newark con Sean y se fue a vivir con sus padres en Rio de Janeiro. David, sorprendido, pensó inicialmente, según consta en los expedientes judiciales, que se trataba de un viaje de reunión familiar que no duraría más de dos semanas. Pero, una llamada de Bianchi le anunció a Goldman que los cinco años de matrimonio habían terminado y que quería el divorcio y la tenencia del chico.

Así, se iniciaron las querellas judiciales. Los magistrados coincidieron en el fallo: era injusto que Sean permaneciera en Brasil. En ese interregno, Bruna Bianchi se casó nuevamente, con un compatriota, abogado, de muy buena posición económica, Joao Paulo Lins Silva. A esa altura, los abogados de Goldman presentaron una petición en virtud de la Convención de La Haya considerando que se había configurado el secuestro de Sean Goldman.

Parecía finalmente inclinada la balanza para el retorno de Sean a EE.UU. pero, siete meses atrás, Bianchi falleció durante el parto de una hija con su segundo marido, al cual le fue concedida la custodia temporal por un magistrado brasileño.

Se argumenta que el niño "sufrirá graves daños psicológicos en caso de tener que volver a su país de origen, que ya es ciudadano natural brasileño, que lleva cuatro años viviendo con la actual familia, siempre se le ha tratado con afecto, recibe la mejor educación en un colegio privado y practica baloncesto y artes marciales. No sería justo el retorno desde el punto de vista humano", afirman los juristas. También se acusa al padre de "ser un ausente, que no intentó visitar a su hijo en Brasil".

Goldman sostiene que ha viajado "a Brasil nueve veces" en los últimos años para llevar a su hijo de vuelta a EE.UU. y nunca se lo dejaron ver. Por el contrario, sostiene, se le demandó y fue declarado culpable de hablar públicamente del caso y de alquilar un helicóptero para sobrevolar la residencia del niño en Rio de Janeiro. El hecho lo niega terminantemente: "Soy sólo un padre tratando de volver a mi hijo a casa, eso es lo que he estado tratando de hacer desde hace cuatro años".

En el correr de la actual semana, David Goldman y el abogado brasileño, ante las cámaras del programa conducido por Larry King, en CNN, fijaron las posiciones conocidas y se dejó constancia que tanto el Departamento de Estado como el gobierno brasileño apoyan la decisión de respetar el Tratado de La Haya que determina que "si los niños fueron retirados ilegalmente de su país de residencia deben ser retornados en un proceso rápido".

Pero hasta ahora, el fuerte equipo de abogados de Lins y Silva, segundo marido de Bianchi, interponiendo recursos y trabas, jueces de Rio que desconocen el convenio internacional, y jerarquías desde Brasilia, demorando decisiones, tienen paralizado el caso de Sean Goldman y el reencuentro con su padre. En realidad es un asunto doloroso, de tensiones, con una víctima principal, Sean Goldman, pequeño aún para dar su palabra final, pero que inocente e involuntariamente ha levantado un escollo en la agenda entre Obama y Lula sobre el liderazgo de Brasil en la región, el problema del biodiesel, la seguridad hemisférica, la crisis económica y la próxima reunión del G20 y la de Trinidad Tobago.

Crisis y cooperación energética en la agenda de los mandatarios
Washington El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, analizará hoy con su homólogo estadounidense, Barack Obama, de qué maneras luchar contra la crisis mundial y los pasos a dar en asuntos como la cooperación energética. Además, Lula confirmará, de paso, su papel como interlocutor privilegiado en la región.

"Espero poder conversar mucho sobre la crisis económico-financiera con el presidente Obama. Yo tengo una preocupación, que es el restablecimiento del crédito en el mundo", dijo Lula a la prensa poco antes de tomar su vuelo hacia Washington.
En vísperas de su primera reunión cara a cara con Obama, Lula aseguró ser "muy optimista con la posibilidad de que Estados Unidos encuentre una salida rápida a la crisis". Y agregó: "También soy muy optimista con la reunión del G20 en Londres", que se realizará el 2 de abril.

Washington no dudó en calificar la reunión en la Casa Blanca, sin grandes anuncios previstos, como un paso adelante "importante y espectacular" en la relación entre ambos países, en palabras del responsable para América Latina en el Departamento de Estado, Tom Shannon.
Para Obama, inmerso en la recesión y sin mucho tiempo para dedicarle a América Latina, Brasil es un socio idóneo y creíble para acercarse a una región compleja.

"Apreciamos el interés de Brasil de promover un diálogo constructivo en toda la región", dijo Shannon.

"El presidente Lula, con modestia y humildad, pretende ayudar a hacer que (Obama) mire hacia la región con la óptica correcta", sugirió el canciller brasileño, Celso Amorim, esta semana.

"Lula, que siente que tiene ases diplomáticos en la mano, quisiera ver una suavización de las tensiones entre EE.UU. y Bolivia, Venezuela y Ecuador", sostuvo Riordan Roett, experto en América Latina de la John Hopkins University.

"Las relaciones entre EE.UU. y Brasil son buenas, pero superficiales. El reto para los dos (Obama y Lula), si creen que es importante, es profundizarlas en cosas que son de interés nacional para ambos países", explicó Paulo Sotero, responsable del Instituto Brasil en el Centro de Estudios Woodrow Wilson.

Los biocombustibles, de los que Brasil es el primer productor mundial, y sus yacimientos petrolíferos por explotar, atraen al gobierno de Obama, que quiere transformar drásticamente el horizonte energético de su país.

Antes de su visita a la Casa Blanca, Lula, ex dirigente sindical, se reunirá de forma privada con el líder de la principal central sindical estadounidense, la AFL-CIO, John Sweeney, con el que mantiene una amistad. AFP
El País Digital

1 comentario:

  1. La verda que me pareceria genial que u.s.a. tome algunas politicas de brasil, y que aca tambien se tomasen algunas politicas como las de Rio de Janeiro para mejorar la ciudad

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