09 diciembre 2009

DIA MUNDIAL DE LOS DERECHOS HUMANOS...NADA QUE FESTEJAR...

JAIME HERNÁNDEZ ORTIZ
Este 10 de diciembre se celebra un año más de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hace 61 años este trascendental documento fue promulgado por la Organización de las Naciones Unidas.
Desde entonces, un gran número de países han desplegado numerosas acciones para tratar de promover un ambiente político y democrático favorable al cumplimento de ese importante ordenamiento. La Unión Europea y América Latina son, por ejemplo, dos bloques continentales que en su conjunto han dado importantes pasos en ese sentido..
Sin embargo, en lo particular, algunos países como México no bien ha dado algún avance cuando ya presenta regresiones graves, que vuelve al estado original de cosas, donde prevalece impunidad y abuso de poder.
Ahora, cualquier reflexión en torno a los derechos humanos no puede desligarse de la historia política reciente de México; cuando desde principios de los años noventa se realizaron trascendentes reformas institucionales para tratar de alcanzar y consolidar una democracia participativa e incluyente. Gracias a ello, en menos de veinte años se han multiplicado los organismos de la sociedad civil dedicados a la defensa de los derechos humanos. Hoy por hoy esos organismos desempeñan un papel fundamental en la transición hacia la democracia, ya que buscan la consolidación de valores esenciales para un efectivo respeto al Estado de derecho.
Nada de progreso
Este Día mundial de los derechos humanos los mexicanos poco o nada tenemos que festejar. Los primeros tres años de este sexenio se han caracterizado por un nulo respeto a los derechos humanos. Y todo indica que los tres años restantes seguirán igual o peor.

Por ejemplo, se aprobó una reforma penal federal que ya se extiende en todos los estados sin que se haya trastocado en lo más mínimo el papel subordinado del Ministerio Público al Ejecutivo; el Ejército comete abusos contra la población civil mientras participa de una lucha contra un supuesto crimen organizado o desorganizado.

No bien se violan más y más los derechos de primera generación, -que tienen que ver con los derechos políticos y civiles-, cuando ya se hace más difícil de atender los de segunda y tercera generación, que tienen que ver con derechos sociales, económicos y culturales. El derecho al empleo, la salud, la paz, la seguridad social, el medio ambiente sano y el respeto a las comunidades indígenas, que se inscriben en estos derechos, son gravemente afectados.
A los gobiernos de derecha (panistas y priístas) ni por asomo les preocupa instrumentar el seguro de desempleo y garantizar pensiones a los adultos de la tercera edad. Pero para colmo de males, dan un faccioso y artero golpe al sindicalismo libre democrático dejando en la calle a más 45 mil trabajadores miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas.

En este gobierno federal se incrementó el número de pobres. Como sabemos, el aumento de la pobreza y la privación de satisfactores por motivos económicos han dado lugar a una negación cruda de los derechos económicos y sociales, incluida la escasez de alimentos y la utilización de éstos como un arma política. Además, mineras extranjeras, usufructúan amplios territorios del país con el afán de explotar y extraer las riquezas de la nación.

Hoy la sociedad que vivimos y los gobernantes que tenemos son sordos y ciegos. Creen que dando prioridad a la privatización de servicios públicos y apoyando con el erario a la iniciativa privada, dejando al libre mercado todos los problemas relacionados con los derechos humanos, las cosas se equilibrarán por sí solas. Nada más falso.
Presuntos defensores
Por otra parte, a 18 años de creadas en su mayoría, las comisiones públicas de derechos humanos se han convertido en micro poderes fácticos. En ellas se han enquistado personajes autoritarios e incluso violadores de derechos humanos; y los recursos de los organismos se utilizan para fines que ni siquiera tienen que ver con su objeto. No son pocos los funcionarios titulares de esos organismos que tienen un historial negro y sucio.
Dado que el principal valor de las recomendaciones de estos organismos depende de la fuerza moral de sus titulares, cada vez se observa que el comportamiento de los mismos responden a directrices externas; y las quejas, mucho antes de resolverse formalmente se negocian con la autoridades para tratar de quedar bien entre unos y otros, pero lejos quedan las sanciones y castigos a responsables.

La sucesión en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en cuya titularidad quedó Raúl Villanueva Plascencia así como los nombramientos que éste ha hecho al interior del organismo, revela que gente de Carlos Salinas y Hank Rhon tienen ya cooptada la institución.

Aquí en Jalisco como sabemos, el presunto ombudsman, Felipe de Jesús Álvarez Cibrián tiene a la Comisión Estatal de Derechos Humanos en su más bajo perfil de credibilidad. Después del limosnazo nunca más la ciudadanía volvió a confiar ni presentar demandas colectivas (queja que por cierto ya llegamos a otro diciembre y no resolvió). Ni la caótica y tardía atención que dio el organismo al tema de la Influenza despertó el interés ciudadano. Ni ahora la manipulación a quejas artificiales que se han dado sobre el Macrobús, han logrado levantar en la opinión publica una percepción favorable al organismo.

Basta recordar la Recomendación sobre el asesinato de un estudiante en Ocotlán donde se inventan responsables; y la ausencia de un reglamento de Transparencia a más de un año que el ITEI recomendó al presunto ombudsman para transparentar acciones y rendir cuentas. Baste recordar también que desde su interior se hizo campaña electoral para apoyar al Partido Acción Nacional en las pasadas elecciones. Como vemos, no tenemos nada que festejar.

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