29 agosto 2008

YO TENGO UN SUEÑO....






Los hijos del luchador por los derechos humanos, entre los oradores en el cierre de la convención
Tributo demócrata a Luther King; hoy vemos “parte de la realización del sueño”
■ Abarrotan 75 mil partidarios el estadio de los Broncos
■ Siguen el discurso de Obama 30 millones de televidentes
■ Richardson: Hillary ya me perdonó, Bill... no
■ Cantan Stevie Wonder y Sheryl Crow
Afp, Dpa y Reuters


Tres personalidades invitadas a la fiesta en Denver: Martin Luther King III, quien dijo que si su padre viviera diría que la realización del sueño no es tarea exclusiva de Obama. Al centro, Al Gore, el contendiente que perdió hace ocho años la carrera por la Casa Blanca frente a George W. Bush en una polémica elección, y el intérprete Stevie Wonder, simpatizante de Obama que amenizó la jornada Foto: Ap y Reuters


Denver, 28 de agosto. Con la aparente consigna de que cada jornada de la Convención Nacional Demócrata celebrada aquí fuera más apoteósica que la anterior, hoy al coronar a Barack Obama como candidato opositor a la presidencia de Estados Unidos y primer afroestadunidense en la historia de este país en estar en tal posición, los demócratas echaron la casa por la ventana, en un acto que reunió a unos 75 mil partidarios en el estadio de futbol de los Broncos de Denver.


La ocasión coincidió con el aniversario 45 del discurso en el que Martin Luther King declaró: “Yo tengo un sueño”, un hito en la historia del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. “Esta noche somos testigos de parte de la realización del sueño” de King, dijo su hija Bernice ante la multitud, al rendir tributo al líder asesinado en Memphis, Tenesí, en 1968.


Martin Luther King III dijo que si su padre viviera “estaría listo para recordarnos que la realización del sueño no es sólo un trabajo de Barack Obama. Todos tenemos que tomar un papel activo en la democracia. Tenemos que hacer la democracia”.


El objetivo de este primer baño de masas en el estadio de los Broncos de Denver, que se anticipa fue seguido por 30 millones de televidentes, es darle al flamante candidato presidencial demócrata su primera gran proyección nacional hasta que se encuentre con su rival, el republicano John McCain, a finales de septiembre en el primero de tres debates cara a cara antes de las elecciones del 4 de noviembre.


La contraparte republicana, en un intento por robar cámara, insistía este jueves en generar rumores de que McCain ya había elegido a su compañero de fórmula, y jugaba con informes de que podía revelarlo hoy.


En una aparición no anunciada al final del miércoles, Obama dijo que trasladaría el acto al estadio como un tributo a la energía de sus partidarios de base. Obama actualmente está empatado con McCain en los sondeos de opinión. Más aún, éstos muestran que muchos votantes aún no están familiarizados con Obama y se muestran preocupados respecto de su preparación para el cargo.
Las convenciones partidarias una detrás de la otra –la de los republicanos se realiza la próxima semana– darán a los votantes una oportunidad para comparar y contrastar, por lo que estos actos están cuidadosamente preparados por cada partido, con coreografías cuidadas hasta el último detalle para poder catapultar a su candidato.


“Queremos abrir la convención para asegurarnos de que todos los que quieran venir puedan unirse a la fiesta”, dijo anoche Obama, de 47 años, quien apareció en el escenario después del discurso de aceptación de su compañero de fórmula, el senador por Delaware, Joe Biden.
Portales de Internet informaron sobre un hombre que (en broma) ofreció sus dos riñones a cambio de una entrada para escuchar en el estadio el discurso de Obama.


Al subir al estrado a dar un breve mensaje, Biden afirmó: “cuando dijimos que queríamos una convención abierta, esto es a lo que nos referíamos”, al tiempo que mostraba el estadio a reventar. Aseguró que el cambio demócrata hará posible que todos los sectores de la hoy golpeada sociedad estadunidense “podamos levantarnos juntos”. Dijo a los presentes que quería que todos pudieran escuchar a toda la gente que Obama conoció durante su campaña por el país y prometió: “Cuando estemos en la Casa Blanca, todos serán escuchados”.
Fue además el día de las celebridades, pues fueron parte del espectáculo, entre otros simpatizantes del afroestadunidense, la cantante Sheryl Crow y el legendario compositor invidente, Stevie Wonder. La fiesta demócrata contó además con la presencia de miembros de la farándula que han hecho abierto su apoyo a Obama desde las elecciones primarias como son el director de cine, el también afroestadunidense Spike Lee, la actriz Jessica Alba, el actor Mathew Modine, los ganadores del Oscar por actuación, Forrest Whitaker y Jennifer Hudson.


Otro de los oradores distinguidos en el última jornada de la convención fue el ex vicepresidente y premio Nobel de la Paz, Al Gore, quien en 2000 fue derrotado como candidato a la presidencia por el actual mandatario, George W. Bush, en unas disputadas elecciones cuyo resultado tuvo que decidirse en un polémico proceso en la Suprema Corte de Justicia de Florida. Durante las primarias demócratas, el ex vicepresidente sorprendió a todos al dar su respaldo a Obama y no a la ex primera dama.


Al recordar la amarga derrota en 2000, que según rumores provocó su rompimiento amistoso con Bill y Hillary Clinton, Gore afirmó: “Hace ocho años algunos pensaban que no había gran diferencia entre los nominados por los dos partidos principales, pero pocos esgrimirían ese argumento hoy porque si eso hubiera sido cierto, no estaríamos empantanados en Irak, ni padeceríamos una crisis económica autoinfligida”. La declaración arrancó ovaciones del público.
Gore, quien ganó el premio Nobel por su lucha contra el calentamiento global y en favor del ambiente, resaltó lo importante que es que estas elecciones hayan provocado a jóvenes y a personas que nunca participaron en el proceso político a involucrarse, y sostuvo que Obama es evidentemente un “corte limpio” que nos separará de las políticas fallidas de los últimos ocho años y que serán indefectiblemente retomadas por McCain. “Oigan, yo creo en el reciclaje, pero esto es ridículo”, bromeó.


Otro de los oradores anteriores fue el latino Bill Richardson, gobernador de Nuevo México quien hace unos meses también aspiró a la candidatura demócrata, y sorprendió a todos al subirse públicamente al carro de Obama con una cariñosa declaración de apoyo. Los Clinton estallaron en cólera. Incluso, el ex jefe de la Casa Blanca le llamó Judas. Había sido su secretario de Energía, su embajador en la ONU, negociador internacional, vio en su casa la final de la Superbowl y le cortejó activamente para que apoyara la candidatura de su esposa.
En una entrevista con medios locales se le preguntó a Richardson, moreno, barbado, corpulento y con fuerte acento mexicano, si los Clinton ya lo habían perdonado y afirmó que “Hillary sí, pero él todavía no”


Durante los días de la Convención, que concluyó esta noche, Denver se vio inundada de productos con la efigie de Obama que iban desde salsa picante hasta abrigos para perro. Pero según vendedores entrevistados por agencias, los artículos más vendidos fueron camisetas y prendedores en que figuraban un retrato estilizado del candidato y la palabra “Hope” (Esperanza). “Literalmente, vuelan de los estantes”, afirmó un comerciante.
“Confiamos en él” para acabar con las redadas; McCain “es otro Bush”: manifestantes
Marchan miles en Denver; exigen a Obama regularizar situación de migrantes


Denver, 28 de agosto. Miles de personas hicieron oír su voz este jueves en Denver, al margen de la convención demócrata, para exigir al candidato Barack Obama que cumpla su promesa de regularizar a millones de indocumentados, si gana las elecciones presidenciales de noviembre.
“Estamos aquí para gritarle a Obama que necesitamos documentos en regla para que nuestros hijos puedan ir a la escuela sin miedo a las redadas”, declaró Luisa Bolaños, una ciudadana estadunidense que viajó desde Pueblo, otra ciudad de Colorado.
En momentos en que Obama busca el apoyo de los latinos para derrotar a su rival republicano John McCain en las elecciones, los manifestantes marcharon por las calles de Denver bajo estrecha vigilancia policial, al grito de “todos somos americanos”.


“Queremos recordar a Obama que cumpla lo que ha dicho”, afirma Patricia Lechuga, quien desfila junto a su marido, Armando Díaz, y su bebé, en alusión a la promesa del candidato demócrata de regularizar a los aproximadamente 12 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos, si llega a la Casa Blanca.
La concentración en Denver recordó las marchas de inmigrantes de hace dos años, cuando cientos de miles de personas, entre ellas el propio Obama, salieron a las calles de las ciudades de todo el país para exigir la regularización de los indocumentados.


Desde entonces dos proyectos de reforma migratoria quedaron bloqueados en el Congreso por el sector más radical de los republicanos. Tras la decepción, Patricia y Armando creen que Obama sí va a reformar las leyes de inmigración, e incluso abrir el camino de la ciudadanía a los regularizados, como también prometió.


“Sí, confiamos en él”, dicen, sin disimular su malestar con los republicanos por la campaña que lanzaron en los últimos años contra la inmigración y la consiguiente multiplicación de las redadas y las deportaciones. “Han separado a muchas familias”, deploran.
Cristina se muestra mucho más cauta, a pesar de llevar una camiseta de Obama. Prefiere no revelar su apellido por miedo precisamente a los servicios de inmigración y sus redadas, que contribuyeron a poner fin a aquellas marchas multitudinarias que tuvieron lugar de marzo al primero de mayo de 2006.


“Ojalá así sea”, dijo esta mexicana de 26 años, que espera no sufrir otra decepción como en los dos últimos años.
A dos pasos, Luis Naun, de 36 años, confiesa que el movimiento inmigrante perdió fuerza por “el miedo a salir a protestar”. “Las redadas deben de pararse y queremos una reforma migratoria justa”, añadió, en medio de pancartas con lemas como “Aquí estamos y no nos vamos. Y si nos echan, nos regresamos”.


Entre los manifestantes, nadie confía en McCain, a pesar de que apoyó los dos proyectos de reforma migratoria. El presidente George W. “Bush estuvo ocho años en la Casa Blanca y no pudo conseguirlo. Estamos decepcionados con los republicanos”, afirmaron Patricia y Armando, que votarán por Obama en noviembre.


Luisa Bolaños es todavía más tajante: “Obama se identifica con nosotros, con la gente trabajadora”, explica. “En cambio, McCain es otro Bush. Tal como está la economía de este país, si los tenemos cuatro años más, vamos a quedar pidiendo limosna a México”.

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