20 mayo 2010

LAS DIFICULTADES DE MÉXICO PARA NADAR EN AGUAS DE EE.UU...


Carlos Chirinos
BBC Mundo, Washington


Viendo este jueves al presidente Felipe Calderón hablar ante la sesión conjunta de las cámaras del Congreso de EE.UU. es sencillo darse cuenta cuán difícil es para México promover su agenda diplomática en este país.
En su discurso de casi media hora, el mandatario mexicano tocó dos temas sensibles para la política interna estadounidense: la urgencia de una reforma migratoria y la necesidad de controlar el comercio de armas para evitar el contrabando que va a los arsenales de los narcotraficantes.

El primero es un punto controvertido que desde hace años paraliza la política estadounidense, mientras que el segundo es un tema intocable por el sacrosanto derecho constitucional a tener armas, en el que se atrinchera la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés).
Tan previsible como que Calderón tocara estos temas fue la fría reacción del grupo más conservador de congresistas republicanos en el recinto y la polémica que estalló en los pasillos del Congreso una vez finalizada la sesión.

Armas y migrantes
El presidente mexicano dijo que “lo que necesitamos hoy es reparar un sistema dañado e ineficiente”.
Cuando a mitad de su discurso, leído en inglés, Calderón dijo ser "respetuoso" de los asuntos internos estadounidenses y "admirador" de la Constitución, muchos aplaudieron pero otros se quedaron esperando lo que diría a continuación el mexicano.
Primero fue el tráfico de armas estadounidense hacia el sur de la frontera, que según datos del gobierno latinoamericano, termina en un 80% de los casos en manos de las mafias de narcotraficantes.
En ese momento, sólo los parlamentarios demócratas aplaudieron a Calderón.
Ya antes los republicanos se habían quedado en silencio cuando, al enumerar los logros del gobierno mexicano, el presidente habló de la construcción del sistema de salud universal, un anatema para los conservadores estadounidenses.

Pero el mayor disgusto para los republicanos vino cuando Calderón aseguró que "lo que necesitamos hoy es reparar un sistema dañado e ineficiente", en referencia a las políticas migratorias de su vecino.
Si alguna de las cosas que dijo fueran ciertas, simpatizaría con sus comentarios. Pero creo que desdibujó lo que sucede.
El mandatario mexicano también reconoció la responsabilidad de su gobierno en controlar los pasos ilegales y en crear condiciones económicas para que los mexicanos no dejen su país.

Injerencia

El disgusto silente dio paso luego a comentarios críticos apenas terminó el discurso
"Yo creo que fue un error hacer ese comentario. Si alguna de las cosas que dijo fueran ciertas, simpatizaría más con sus comentarios. Pero creo que desdibujó lo que sucede", aseguró el senador republicano por Alabama, Jeff Sessions.
Sessions agregó además que para detener el contrabando de armas al sur una buena medida sería poner barreras físicas en la frontera y controlar mejor los pasos de personas de un lado al otro.
Pero al menos un republicano, el representante por Florida Lincoln Díaz-Balart, se puso de pie para aplaudir los comentarios de Calderón, junto con sus colegas hispanos del Partido Demócrata, quienes defendieron los reclamos mexicanos.

"El Caucus Hispano está de acuerdo con la opinión del presidente Calderón, pero obviamente los republicanos no lo están" dijo a BBC Mundo el representante por Texas, Silvestre Reyes, quien fuera presidente de este grupo parlamentario de legisladores de origen latinoamericano.
En varias ocasiones los republicanos se abstuvieron de aplaudir los comentarios del presidente mexicano.
Para el congresista por Nueva York, José Serrano, Calderón habló a las cámaras de manera muy "digna, inteligente y muy sincera".

"Los problemas ya no se pueden ver como problemas de México y problemas de EE.UU. sino como problemas mutuos que requieren de una acción conjunta", afirmó Serrano, quien rechazó las críticas de que el presidente extranjero vino a dar órdenes al Congreso estadounidense.

Tan cerca de EE.UU.
La sensibilidad de los puntos tocados por Calderón demuestra que estas problemáticas no son nuevas en el debate político estadounidense, pero ¿qué tanto ayuda su intervención a agilizar una discusión que muchos perciben estancada?
Algunos consideran que, aunque la formalidad de una alocución de un estadista extranjero nunca podrá sustituir el debate parlamentario en el proceso de creación de leyes, la intervención de Calderón sacude dicho estancamiento.
Los problemas ya no se pueden ver como problemas de México y problemas de EE.UU. sino como problemas mutuos que requieren de acción conjunta.

José Serrano, congresista por Nueva York
Para otros el sólo conocer al líder de México es importante porque "muchos en EE.UU. creen que el problema de la inmigración es de México, aunque en verdad no lo sea", según dijo a BBC Mundo el representante Serrano.

Pero el mismo político admitió que la presencia de Calderón no garantiza un avance en esta materia.
México está "tan cerca de EE.UU.", como se quejó alguna vez el presidente mexicano Porfirio Díaz, que algunos puntos de su agenda exterior son temas de política doméstica estadounidense sobre los que la diplomacia mexicana poco puede hacer.


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