El Universal Mérida, YucatánLunes 12 de marzo de 200721:17
Al filo de los 8:52 minutos de esta noche tocó tierras yucatecas el avión Airforce del gobierno de los Estados Unidos, que trajo al presidente George W. Bush a su gira de trabajo en México y su encuentro con el presidente Felipe Calderón Hinojosa.
En el aeropuerto internacional de Mérida, Manuel Crescencio Rejón, autoridades encabezadas por la canciller mexicana Patricia Espinoza, y el gobernador del estado, Patricio Patrón Laviada, recibieron al presidente norteamericano.
Mientras esto ocurría, en pleno paseo de Montejo, en las cercanías de la zona hotelera de Mérida, se realizaba una marcha de protesta por la llegada de Bush a México, tras un recorrido por varios países de Latinoamérica.
Los inconformes intentaron tirar a puñetazos y patadas el grueso muro metálico que desde las primeras horas de este lunes se instaló en los hoteles sede del encuentro entre ambos mandatarios.
Los marchistas no lograron su propósito, se resignaron a seguir caminando hasta el monumento a la patria, del paseo de Montejo, en donde reiteraron consignas en contra de Bush.
El avión presidencial de los Estados Unidos se detuvo en la pista principal del aeropuerto, cuatro minutos después de que tocara tierra.
De acuerdo con el programa de esta visita presidencial, el mandatario George W. Bush encontraría en la Hacienda Temozón Sur, ubicada a 55 kilómetros en el sur del estado.
Del avión presidencial de los Estados Unidos, descendieron funcionaros del gobierno del vecino del país del norte, que acompañaban en esta visita al presidente norteamericano.
De inmediato, y a un costado de las escalinatas se colocó una gran limusina negra con las banderas de México y los Estados Unidos.
Ceremonia muy sencilla, en la que Bush sostendría el encuentro con Felipe Calderón y en donde la agenda tentativa incluiría tocar todos los temas que interesan a ambos países, entre ellos, la migración y el aspecto ecológico y económico de ambas naciones.
En la comitiva que recibió al presidente se encontraba también el embajador de los Estados Unidos en México, Tony Garza.
La esposa del mandatario norteamericano saludos desde su escotilla levantando la manos hacia sus anfitriones. De inmediato abordó una limosina blindada que fue fuertemente custodiada hasta una de las sedes del encuentro en Mérida.
rcr
En el aeropuerto internacional de Mérida, Manuel Crescencio Rejón, autoridades encabezadas por la canciller mexicana Patricia Espinoza, y el gobernador del estado, Patricio Patrón Laviada, recibieron al presidente norteamericano.
Mientras esto ocurría, en pleno paseo de Montejo, en las cercanías de la zona hotelera de Mérida, se realizaba una marcha de protesta por la llegada de Bush a México, tras un recorrido por varios países de Latinoamérica.
Los inconformes intentaron tirar a puñetazos y patadas el grueso muro metálico que desde las primeras horas de este lunes se instaló en los hoteles sede del encuentro entre ambos mandatarios.
Los marchistas no lograron su propósito, se resignaron a seguir caminando hasta el monumento a la patria, del paseo de Montejo, en donde reiteraron consignas en contra de Bush.
El avión presidencial de los Estados Unidos se detuvo en la pista principal del aeropuerto, cuatro minutos después de que tocara tierra.
De acuerdo con el programa de esta visita presidencial, el mandatario George W. Bush encontraría en la Hacienda Temozón Sur, ubicada a 55 kilómetros en el sur del estado.
Del avión presidencial de los Estados Unidos, descendieron funcionaros del gobierno del vecino del país del norte, que acompañaban en esta visita al presidente norteamericano.
De inmediato, y a un costado de las escalinatas se colocó una gran limusina negra con las banderas de México y los Estados Unidos.
Ceremonia muy sencilla, en la que Bush sostendría el encuentro con Felipe Calderón y en donde la agenda tentativa incluiría tocar todos los temas que interesan a ambos países, entre ellos, la migración y el aspecto ecológico y económico de ambas naciones.
En la comitiva que recibió al presidente se encontraba también el embajador de los Estados Unidos en México, Tony Garza.
La esposa del mandatario norteamericano saludos desde su escotilla levantando la manos hacia sus anfitriones. De inmediato abordó una limosina blindada que fue fuertemente custodiada hasta una de las sedes del encuentro en Mérida.
rcr
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