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Nota correspondiente a la publicación del día Lunes de 1 de Diciembre de 200819:28 -INTERNACIONALES
El presidente de Estados Unidos reconoció el error cometido al asegurar que el ex dictador iraquí tenía armas de destrucción masiva. Sin embargo, rechazó decir si habría iniciado la guerra en Irak si hubiese sabido que ese arsenal no existía. "Eso sería rehacer algo que no puedo rehacer", sentenció. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, admitió que "el mayor lamento" de sus ocho años de presidencia fue el error cometido al asegurar que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, según una entrevista difundida este lunes por la cadena de televisión ABC.
Sin embargo, Bush rechazó decir si habría iniciado la guerra en Irak si hubiese sabido que las armas no existían. "Eso sería rehacer algo que no puedo rehacer", sentenció. En la entrevista, Bush también lamentó su fracaso en llevar adelante la reforma migratoria y en cambiar el tono político de Washington. Además, tuvo palabras de elogio para el que será su sucesor, Barack Obama, cuya elección consideró más un repudio de los republicanos que de su propia persona. El saliente mandatario, de 62 años, confesó en la entrevista que no esperaba ser un presidente de guerra. "Creo que no estaba preparado para la guerra", afirmó. "No hice campaña diciendo ’por favor, vótenme, seré capaz de manejar un ataque’".
A pesar de ello, Bush rechazó arrepentirse del conflicto en Irak e insistió en que después tomó las decisiones correctas, como mantener e incluso incrementar las tropas. "Creo que podemos ganar. Voy a hacer todo lo que haga falta para ganar en Irak". Junto al error en las armas de destrucción masiva, Bush también mencionó la reforma migratoria entre sus lamentos".
Creo firmemente que el debate sobre inmigración no mostró realmente la naturaleza de Estados Unidos como una sociedad acogedora", aseguró. Bush fue uno de los principales impulsores del proyecto de reforma migratoria que fracasó hace un año y medio en el Congreso, y que, entre otras cosas, preveía la regularización de los doce millones de indocumentados que ya están en el país. La oposición republicana requería que primero se reforzasen los controles fronterizos.
"Comprendo perfectamente que tenemos que aplicar la ley y reforzar las fronteras. Pero el debate tomó un tono que socavó la verdadera grandeza de Estados Unidos, que es que damos la bienvenida a la gente que trabaja duro y apoya a sus familias", sentenció. El otro tono que no gustó a Bush fue el de Washington. Como todos los anteriores presidentes, el texano llegó a la capital con la promesa de acabar con los enfrentamientos puramente políticos entre demócratas y republicanos. "Creo que uno de las mayores decepciones de la presidencia fue el hecho de que el tono en Washington empeoró, en lugar de mejorar", aseguró. Al menos, afirmó Bush, se marcha satisfecho por haberse mantenido fiel a sus ideas. "Lo más importante para mí es llegar a casa y mirarme en el espejo y decir: ’No comprometí mis principios’", aseguró. El presidente número 43 de Estados Unidos rechazó tener responsabilidades en la actual crisis económica porque "muchas de las decisiones hechas en Wall Street se tomaron hace más de una década". Respecto a su sucesor, Bush reiteró su promesa de procurar una transición lo más suave y efectiva posible, y rechazó que las constantes apariciones de Obama supongan una injerencia en su presidencia. "No siento ninguna intrusión. Nuestra administración todavía tomará las decisiones necesarias hasta que (Obama) sea presidente". Y cuando ese momento llegue, le dirá: "Si puedo ayudar, dígamelo". Pese a que Obama basó su exitosa campaña en gran parte en pintar a su rival, el republicano John McCain, como un continuador de las políticas de Bush, el actual presidente dijo no sentirse responsable de la derrota. "Yo creo que fue más un repudio de los republicanos. Estoy seguro de que algunas personas votaron a Barack Obama por mí. Creo que la mayoría de la gente votó a Barack Obama porque decidieron que quieren que sea él el que esté en sus casas los próximos cuatro años explicando la política". Bush insistió en que, una vez que entregue las llaves de la Casa Blanca a Obama el 20 de enero, regresará a Texas, donde piensa escribir un libro y dedicarse a su biblioteca y al centro de política que piensa fundar. "Voy a tener mucho tiempo para pensar", sentenció.
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