04 febrero 2011

EL CAIRO SE PREPARA PARA EL DIA EN EL QUE LOS OPOSITORES ESPERAN LA SALIDA DE MUBARAK...

Ola de cambio en el mundo árabe

Tras una visita del ministro de Defensa a la plaza de la Liberación, el ejército ha intensificado los accesos de manifestantes.- El vicepresidente responde con la promesa de reformas y agradece a los jóvenes por encender la revolución

ENRIC GONZÁLEZ / NURIA TESÓN
El Cairo 04/02/2011
Los controles para acceder a la plaza de la Liberación, en El Cairo, se han intensificado por parte del ejército esta mañana, a la espera de la gran manifestación convocada después del rezo de mediodía pra obligar a Mubarak ha dejar el poder. Si bien estos días atrás el ejército, que controlaba los accesos, permitía la entrada a los grupos de personas que se acercaban, hoy el control es mayor y sólo se permite el acceso de uno en uno, lo que está provocando a esta hora numerosas colas de personas. El mayor papel de los militares, posterior a la visita del ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantawi, hace unas horas, pone a alerta a los manifestantes, que han comenzado a rodear los carros de combate para evitar que hagan movimientos. El ministro ha aparecido rodeado de fuertes medidas de seguridad, y ha dicho algunas frases a EL PAÍS y Cadena SER: "Egipto es un país fuerte. La situación está bajo control". Además, ha tratado de rebajar importancia a las protestas. "No todo el país es la plaza de la Liberación", ha añadido.
El centro de la capital egipcia se ha convertido en el escenario donde partidarios del presidente Mubarak y los que quieren su dimisión sellan sus diferencias a punta de piedras y cócteles molotov

Especial: Revueltas en el mundo árabe
- CLAUDIO ÁLVAREZ (Enviado especial)
El Cairo
Por otro lado, el canal de televisión Al Yazira está narrando que los manifestantes que ya se encuentran en la plaza están comprobando los documentos de identidad de las personas que acceden al lugar para comprobar que no se cuele ningún policía o agente al servicio del Gobierno que pueda ocasionar disturbios como los vividos ayer. El ambiente que se respira es el de alegría y confianza en que la salida de Mubarak es un hecho. Las personas concentradas en la plaza están informados de lo que está ocurriendo fuera y de las negociaciones de los políticos como respuesta a sus protestas.
La presión a los periodistas internacionales presentes en la plaza ha continuado hoy, después de que ayer muchos sufrieran diferentes agresiones. Los militares les han quitado los pasaportes a primera hora, mientras esperaban la visita del ministro de Defensa, pero este ha ordenado que se los devuelvan después de su visita.
La plaza de la Liberación se convirtió de nuevo ayer en el escenario de una batalla campal a pesar de que por la tarde los militares optaron por disparar al aire con el objetivo de disolver a la multitud enzarzada. A medida que crece la tensión, los círculos de poder más próximos a Mubarak temen que la dimisión del presidente no sea suficiente. Por eso no ha sorprendido que anoche el diario The New York Times filtrara que la Casa Blanca negocia con oficiales egipcios un plan para que Hosni Mubarak abandone el poder inmediatamente. El vicepresidente Omar Suleimán, exjefe de los servicios secretos y mano derecha dl presidente, lideraría el Gobierno de transición con apoyo del Ejército.
En una entrevista concedida a la corresponsal Christiane Amanpour, de ABC News, Hosni Mubarak , aseguró que la única manera de que no se instale el caos en la ciudad es su permanencia en el poder. "Me dio mucha pena ver a egipcios peleando entre ellos. Me hubiera ido, pero todo sería un caos", recalcó el presidente. "No me importa lo que la gente diga sobre mí. Me importa mi país, me importa Egipto", insistió.
Poco después el vicepresidente Omar Suleimán, hombre clave en la crisis, apareció en televisión para calmar los ánimos. No lo consiguió. Primero, porque es difícil calmar desde la pantalla a dos multitudes que se pegan con todo lo que tienen a mano, y porque la mayor violencia provenía justamente del bando gubernamental, que fomentaba el furor de sus fieles, armados en algunos casos con armas de fuego. Los muertos, según el Ministerio de Sanidad, llegan a 13 (una cifra destinada a crecer mucho cuando se conozcan datos reales), con miles de heridos. Segundo, porque no se pueden emitir mensajes contradictorios con la esperanza de que alguno funcione.
Desde el viernes, cuando manifestantes y antidisturbios se enfrentaron con tremenda dureza, se había abierto un periodo de relativa calma y ánimo festivo, combinado con graves saqueos nocturnos, hasta que el miércoles el Gobierno lanzó a sus fieles y a sus matones (armados, organizados, muy peligrosos) contra la gente del 25 de Enero y contra los periodistas extranjeros. A partir de ese momento, el centro de El Cairo se convirtió en el infierno.
Esa localización reducida del conflicto constituye un elemento muy importante de la crisis. Unos y otros han elegido la plaza de la Liberación y sus alrededores como campo de batalla. El resto de la ciudad y el país es otra cosa: grupos de matones, controles improvisados por ciudadanos-vigilantes organizados contra los saqueos, paralización, ansiedad, calles desiertas y comercios cerrados. La gran mayoría de los egipcios, afligidos por el desabastecimiento (el toque de queda y los controles hacen casi imposible el suministro de mercancías), el alza de precios, el cierre de los centros de trabajo y la desaparición del turismo, una de las grandes fuentes de ingresos del país, desean sobre todo un desenlace rápido.

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