'Las personas han pasado a percibir que Brasil es de ellas', afirma
'Dejo un país más fuerte de lo que hayamos tenido en cualquier momento'
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Luis Tejero (Corresponsal)
Río de Janeiro
Actualizado jueves 22/07/2010 13:05 Luiz Inácio Lula da Silva afronta triste su larga despedida del Palacio de Planalto. A falta de sólo cinco meses y medio para completar su octavo y último año como presidente brasileño, el antiguo líder sindical se emocionó durante una entrevista emitida este miércoles por la TV Record y acabó llorando al repasar el balance de su Gobierno.
El jefe de Estado, que no se presentará a las elecciones del próximo 3 de octubre puesto que la ley impide gobernar más de dos mandatos consecutivos, contestó durante una hora a las preguntas de la periodista Adriana Araújo. Su voz comenzó a quebrarse mientras hablaba de la herencia que dejará en 2011 a su sucesor, sea su favorita Dilma Rousseff o el opositor José Serra.
"Sinceramente, soy consciente de que voy a entregar otro país. Un país con gente menos pobre, un país con los trabajadores ganando más, un país en el que la democracia está más consolidada, un país mucho más fuerte de lo que hayamos tenido en cualquier momento", aseguró. "¿Ya lo hemos hecho todo?", se preguntó. "No, queda mucho por hacer".
"Creo que Brasil, hoy, se ha encontrado a sí mismo", prosiguió el presidente, que aún conseguía mantener los ojos despejados. "¿De quién es la responsabilidad? Creo que del pueblo brasileño, de las personas que creyeron, que trabajaron, que tuvieron fe".
Finalmente, Lula no pudo contener el llanto al recordar el "orgullo" que sintió cuando el Banco Nacional del Desarrollo (BNDES) concedió un préstamo de 200 millones de reales (unos 112 millones de dólares) a la cooperativa de recicladores de papel, un empleo apenas valorado que mantiene limpias las calles de las ciudades brasileñas. "Ahí dije: ahora sí, este país...". Y se echó a llorar.
'Me estoy haciendo viejo'
"¿Es el clima de despedida, presidente?", le preguntó la entrevistadora. "No", contestó Lula, aún con los ojos empapados y la voz partida. "Creo que es el clima de reconocimiento de que las personas han pasado a percibir que Brasil es de ellas".
En ese punto, el mandatario se acordó del día en que recibió en la sede presidencial de Brasilia a un grupo de mendigos. "Su discurso era: 'Presidente, no queremos reivindicar nada. Sólo queremos decir que nuestra mayor conquista es el hecho de estar dentro del Palacio', cosa que ellos nunca pensaron". Y ahí definitivamente estalló en lágrimas y se llevó la mano al bolsillo en busca de un pañuelo, mientras admitía: "Creo que me estoy haciendo viejo".
¿Volver en 2014?
En otro momento del diálogo, Lula rechazó que planee regresar al poder en 2014, una vez superada la restricción legal. Hasta siete veces repitió "no" al ser preguntado por esa posibilidad. "Hablo de corazón. Trabajo para elegir a una candidata", dijo, en referencia a su ex ministra Dilma. "Si es elegida, tiene el derecho de ser candidata otra vez. Hay gente tan maquiavélica que prefiere que el adversario gane para poder volver cuatro años después. Yo no quiero, lo que quiero es que mi candidata gane", insistió.
Aunque al mismo tiempo, pareció dejar la puerta abierta al matizar su respuesta: "En política nunca podemos decir 'No, nunca más voy a hacer eso'. Nunca podemos decirlo. Pero creo que ya cumplí con mi obligación como presidente. Si tengo [buen] juicio y mis neuronas perfectas, me contentaré con ser un buen ex presidente de la República".
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