08 octubre 2008

VA TODO AL GANADOR (EN EL SEGUNDO DEBATE PRESIDENCIAL)

17:01 08-10-2008
Sería difícil indicar el ganador real del debate de ayer. A pesar de que Obama, según todas las encuestas, ganó este segundo debate presidencial. Fue, en cualquier caso, un debate técnico, rígido y excesivamente racional. Con un guión seguido con precisión por ambos candidatos en un formato, el "town hall meeting" (similar en su estética al "Tengo una pregunta para usted" en España), que curiosamente invitaba a todo lo contrario. A la naturalidad y a la improvisación controlada.

No hubo, a nuestro entender, claros ganadores y vencidos. Ni rastro en todo el debate de un posible ko técnico. Los dos candidatos se saludaron, se gustaron, se refutaron, vendieron sus mensajes más conocidos y así como entraron, se fueron. Saliendo vivos (unos más que otros a estas alturas de campaña) de un debate que, en sentido estricto, mantiene las posiciones actuales y apenas habrá variado el voto.

En cualquier caso, no fue un debate aburrido. A pesar de su derrota (mínima) y de sus dificultades de movilidad, McCain nos dejó tres detalles técnicos exquisitos:

1) Mostrando calor humano para conectar con la audiencia. Como cuando se dirigió tras la pregunta de un antiguo marine para felicitarle por su servicio al país.
2) Escuchando a su oponente. Tomando notas mientras Obama respondía a las preguntas. El candidato demócrata no lo hizo en todo el debate.
3) Paseándose por todo el escenario. Demostrando con ello soltura y dominio de la escena.

Sin embargo, falló McCain. El maverick de la política norteamericana, el hasta hace unos meses verso suelto del Partido Republicano. Erró al no entrar de lleno en el problema económico presentando un Plan y un equipo sólido que le permitiera posicionarse ante los estadounidenses como la única persona capaz de liderar y solucionar la crisis económica en los EE.UU. (la peor crisis desde la gran depresión como definía ayer con criterio el candidato demócrata).

Acertó Obama. Contando historias, como por ejemplo, la suya personal en el cierre y la de su madre (la de un niño pobre en una familia desestructurada que estudia gracias a las subvenciones, ayudas y oportunidades que le brinda por su talento un gran país en el que todo es posible, como es los EE.UU; y la de una madre con cáncer que durante sus últimos días tiene que lidiar, como muchas familias actualmente en este país, con las compañías de seguros). Daba la impresión que Obama conocía más de cerca los problemas reales de los americanos de a pie. Y con ello alejaba a McCain de las clases medias y lo aproximaba a Bush.

Nos hubiera gustado más agresividad en el senador por Illinois porque, creemos, pudo haber dado un zarpatazo casi definitivo en esta campaña. Y hacer con ello de esta cita algo memorable. Pero el candidato demócrata optó por la prudencia, por mantener la compostura y por no perder control manteniéndose fino en las formas y en el contenido. Por mostrarse seguro y hacer pedagogía en relación a la economía (su mayor aliada antes y después del tsunami político que ha provocado el descalabro financiero de Wall Street en las encuestas). Y por explicar con ejemplos concretos su plan económico (indicando el precio de la gasolina de Nashville donde se celebraba el debate) y sus prioridades como futuro presidente de los EE.UU.

Sorprendió, (éste fue el mayor acierto de Obama), tras pasar con nota los bloques de política económica y social, al entrar en los temas de seguridad nacional y política exterior (temas ganadores republicanos) con un mensaje contundente: "Matar a Osama Bin Laden debe ser la prioridad". Se centró en su discurso, en su guión, mientras proyectaba cuidadosamente la imagen presidencial deseada.

El Obama de los debates no tiene nada que ver con John Fitzgerald Kennedy ni tampoco con Bill Clinton. Sin embargo, es un candidato sólido, disciplinado, difícil de batir. Muy prusiano. Que no comete errores. McCain tampoco es Reagan, pero encarna a la perfección a esa generación que por edad maduró al calor de la guerra de Vietnam (Bush padre, Reagan, Bentsen, Ted Kennedy y el propio McCain). Y que padeció, a diferencia de los "baby boomers" (de quienes es digno heredero Obama) tempestades (más en algunas cosas que otros) y lideró los EE.UU en tiempos difíciles (la guerra fría).

Nada que ver aquella época con la actual. Para desgracia de McCain (que hubiera sido un gran candidato republicano en el año 2000 y probablemente un gran presidente hasta 2008). Cómo puede cambiar todo en dos semanas, ¿verdad? (McCain estaba entonces 3 puntos por delante de Obama y ahora está seis por debajo). Buena parte de las posibilidades de darle la vuelta a la campaña se le esfumaron ayer al senador por Arizona. Nada está decidido aún, pero ayer Obama dio un paso de gigante. En las circunstancias actuales sólo un escándalo lo puede parar.

Como dice la canción, recuerden: "Ya no quiero hablar. Ya se dijo todo. Duele aún mover cosas del ayer (11S, Afganistán, Irak). Hice igual que tú (Bush). Me quedé sin cartas. Ya no hay vuelta a atrás. No reparten más. (Porque) va todo al ganador".
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