06 octubre 2008

OBAMA NAVEGA A TODA VELA...


de Octubre de 2008 Tormentas en Wall Street

Frente al vendaval financiero, Obama se presenta seguro y calmado, sin atizar el pánico; hay que tener presente que más del 50% de la población tiene la mayor parte de su patrimonio invertido en la bolsa. Por eso, insiste en temas relacionados con la crisis, que interesan muy directamente al electorado.

Iván Auger
Los vendavales de septiembre en Wall Street alzaron las velas de Obama a un mes de la votación, incluso en los estados llamados colorados (pro republicanos). La elección presidencial norteamericana es indirecta, se eligen delegados por estado, la suma de sus senadores (en todos son dos) y de sus diputados (un número variable en proporción a la población), y el que gana por un voto se lleva todos. Por consiguiente, lo que importa es ganar el mayor número de esos delegados, razón por la cual las encuestas nacionales no tienen gran importancia, salvo para determinar el humor del país.

Según una serie de últimas encuestas, Obama se impone nacionalmente por 5,9 puntos porcentuales, como también, en los estados que se considera pueden inclinar la balanza para uno u otro lado. En los llamados colorados, Obama hoy supera ampliamente a McCain (la diferencia de puntos porcentuales se indica entre paréntesis) en Iowa (9,5) y Nuevo México (7,8) y más estrechamente en Colorado (3,0), Ohio (3,0), Virginia (2,4), Florida (2,3), Nevada (1,8) y Carolina del Norte (0,5). Además, en los estados azules, pro demócratas, en que McCain ha dado batalla, también se impone Obama: Pennsylvania (9,2), Minnesota (7,6), Michigan (7,0), New Hampshire (5,6) y Wisconsin (5,0). Y aún sin considerar los estados antes indicados en que la diferencia es pequeña (tres o menos puntos porcentuales), Obama está a ocho delegados de lograr los 268 que necesita para ser electo. La explicación clave es la crisis económica, que deriva de las tormentas en Wall Street, y que han transformado a la economía en el tema principal de la campaña, sustituyendo a la "cultura" (léase, color) y experiencia de Obama, como también la actitud que han tomado ambos candidatos frente a ese vendaval financiero. A ello se suma que la caja electoral de Obama es más grande que la de McCain, lo que le ha permitido llevar la competencia a estados que se consideraban desde la partida perdidos. Entre ellos, además de Carolina del Norte, donde va con una leve ventaja, a otros, como Indiana y Missouri, en que McCain ahora sólo lo supera por 2,2 y 1,7 puntos porcentuales, respectivamente.

Frente al vendaval financiero, Obama se presenta seguro y calmado, sin atizar el pánico; hay que tener presente que más del 50% de la población tiene la mayor parte de su patrimonio invertido en la bolsa. Por eso, insiste en temas relacionados con la crisis, que interesan muy directamente al electorado, como las hipotecas impagas, la atención de la salud, en que el programa de McCain por una parte da y por la otra quita, y la seguridad social, en que ridiculiza el plan de reforma de Bush, que hizo suyo McCain, de privatizarla a la chilena (José Piñera es uno de los mentores), cuando la bolsa cae. Además, logró disciplinar a los congresales demócratas, dificilísima tarea, tras el proyecto de salvataje del sistema bancario. En contraste, McCain, toma actitudes teatrales, como suspender su campaña para solucionar esa crisis, después se queda callado y no logra ni siquiera el apoyo de la mayoría de los diputados republicanos en las dos votaciones de la Cámara baja sobre la materia. Y junto con criticar a los peces gordos de Wall Street, insiste en bajar los impuestos a los ricos, la teoría del derrame, y desregular. Como dijo un ciudadano, es "como Bush, pero más impulsivo". Al serlo, también disminuye su estatura en política internacional, ya que no parece ser la figura más indicada para gobernar el país en tiempos tan difíciles. El título de la portada de Newsweek International es Mr. Cool (sereno, tranquilo) versus Mr. Hot (acalorado, vehemente): como ven el mundo Obama y McCain. Y según una encuesta de The Economist entre economistas norteamericanos (no es científica) el plan de Obama es mejor que el de McCain, incluso sin tomar en cuenta a los que se declaran demócratas. No obstante, hay que tener presente que esos programas son todavía algo vagos; veremos que pasa en los dos próximos debates. Y lo único que está claro es que habrá problemas para financiar el proyecto de Obama, aumentar la cobertura del seguro de salud, debido a que el plan de rescate del sistema financiero recién aprobado puede ser insuficiente y obligar a la nueva administración a complementarlo, como por lo demás lo anunciaron los demócratas durante el debate en el Congreso. En el caso de McCain, nadie se explica como podrá seguir bajando los impuestos.

Ahora bien, el gran interrogante es cuál será el camino del futuro, insistir en el libre mercado de la revolución conservadora, competitivo, con bajos impuestos y desregulado, o adaptarse a los modelos de Europa continental y Asia, economías negociadas, con altos impuestos y reguladas. Esa dicotomía es demasiado simple, cada país tiene sus propios dogmas o, en el lenguaje de Ortega y Gasset, sus particulares vigencias y creencias, aunque por supuesto hay diferencias de criterios dentro de cada uno de ellos. EE.UU. no se convertirá al "dirigismo" francés, ni Francia al "corporativismo inclusivo" alemán, pero ello no significa de que no tenga alternativas al neoliberalismo. Prueba de ello es que en EE.UU. hay dos escuelas económicas neoclásicas, una conservadora (para nosotros, neoliberal), que impregna tanto el movimiento conservador, del cual es parte McCain, como el consenso de Washington, y que estimula la formación de capital en el sector privado mediante bajísimos impuestos a la renta y al patrimonio, más la apertura comercial, aunque en la práctica de EE.UU. hay más de una salvaguardia a esa apertura.

La segunda, que podríamos llamar liberal, estima que la formación de capital requiere de superávit fiscal (o disminución de los déficit), y el fomento del ahorro de las personas de bajos ingresos. Una tercera posición, la neokeynesiana, que fue dominante hasta la década de 1970, insiste en que el gobierno asegure tanto una demanda económica agregada, mediante el gasto fiscal, como la regulación de los mercados y la justa distribución de los ingresos. Hay por supuesto otras más, como la institucionalista, que insiste en las estructuras, no solamente políticas sino también económicas, p.ej., el costo de las transacciones, y de la cual deriva otra en formación, que tiene varios nombres, y que puede resumirse como la política económica que fomenta la innovación para promover la sociedad del conocimiento, la supuesta riqueza del futuro.

Muchos sostienen que sin una profunda recesión no habrá un gran cambio porque el libre mercadismo es parte de la cultura de EE.UU., lo que sería por lo demás obvio si es elegido McCain. En el equipo de Obama, en cambio, conviven el neoclasicismo liberal con el neokeynesianismo, aunque todos estén de acuerdo en que hay que regular y supervisar, muy en especial el mercado financiero, y reforzar los servicios públicos desmantelados por los conservadores. Según Lawrence Summers, el único economista que ha sido secretario de la Tesorería (Hacienda) durante la historia de EE.UU., lo fue durante la segunda administración de Clinton, incluso antes de la crisis de septiembre, la mayor parte de los norteamericanos estaba profundamente preocupado por la creciente desigualdad en la redistribución del ingreso y el aumento del costo de la atención de salud, y consciente de que esos problemas no podrán ser superados solo por los mercados. En una encuesta del mes de agosto, p.ej., el 63% vs. el 34%, apoyó que el gobierno respaldara el seguro de salud, aun a costa del incremento de los impuestos. Y concluye que la crisis financiera seguramente refuerza esa inquietud. Todavía es muy temprano para predecir con exactitud cual será la política económica de Obama de ser electo. Dependerá de como marchen las cosas entre hoy y comienzos del año próximo. En todo caso, habrá un incremento de las regulaciones, una expansión de la cobertura de los seguros de salud y políticas destinadas a una redistribución más equitativa del ingreso.




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