30 septiembre 2008

ESTADOS UNIDOS SALTA AL VACIO Y EL RESTO TIEMBLA...


Paulson logra respaldo para su plan
por GONZALO ESPÁRIZ
Rio Negro. Argentina

Por las caras cercanas a la consternación en la Casa Blanca y entre los líderes demócratas y republicanos, nadie se esperaba que el multimillonario plan de rescate de la economía estadounidense fuera rechazado en el Congreso.

A lo más a lo que llegaron unos y otros en pleno "shock" fue a la promesa de "seguir trabajando" para buscar "un camino hacia adelante", como lo formuló el presidente George W. Bush.
Pero, ¿cuál es el camino? Nadie lo dijo aún y, aún más, nadie parece saberlo.

Y si alguien lo sabe, no se atreve a decirlo, porque el actual alineamiento planetario, a un mes de unas elecciones decisivas, es el peor posible: un presidente saliente buscando desesperadamente algo por lo que ser bien recordado, dos aspirantes a sucederlo deseando maximizar réditos minimizando los riesgos, y más de 450 congresistas inquietos porque deben enfrentarse a la reelección. Ninguno de ellos quiere ser la cara visible de un plan que, según las encuestas, es altamente impopular: el mayor gasto de dinero público en la historia del planeta, 700.000 millones de dólares, utilizados primeramente para evitar el colapso de las mayores corporaciones del país.

Lo único en que parecen estar casi todos de acuerdo es que es necesario algún tipo de plan que rescate una economía que, según los expertos, se acerca cada vez más a una espiral hacia el colapso: los bancos están en problemas y restringen el crédito a las empresas, que a su vez no pueden afrontar gastos básicos como pagar nóminas a sus empleados, que a su tiempo no pueden devolver a los bancos sus deudas.

"Tenemos mucho trabajo que hacer, y esto es demasiado importante como para dejarlo fracasar", afirmó el secretario del Tesoro, Henry Paulson. La espectacular caída de Wall Street (casi 800 puntos y casi un siete por ciento) tras la votación en el Capitolio confirmó que los mercados también piensan lo mismo.

A partir de ahí, sólo hay estancamiento. Todo el mundo habla de volverse a sentar a la mesa de negociaciones, pero, ¿para negociar qué?, ¿y quién debe negociarlo? La Casa Blanca, la secretaría del Tesoro, la Reserva Federal y los líderes republicanos y demócratas ya llegaron a un acuerdo, pero sus "soldados" en el Congreso dijeron que no. ¿Deben ser los mismos los que vuelvan a negociar? Nadie planteó por el momento la necesidad de un relevo en ninguno de los estamentos, aunque la derrota legislativa dejó hoy clara huella en todos ellos.

Paulson lucía nervioso, la líder demócrata Nancy Pelosi cansada, el presidente Bush casi sin palabras.
Sean quienes sean los que se sienten a la mesa, tampoco está claro cuál debe ser el punto de partida. Una nueva inyección de dinero público, pese a todas las garantías y contrapesos que introdujeron republicanos y demócratas al primer intento, correría el riesgo de volver a fracasar. Por el momento, las ideas alternativas sólo llegan desde la universidad.

"El plan arrancó del lugar incorrecto", aseguró Charles Calomiris, profesor de Columbia. Según el experto, el gobierno debería prestar el dinero a las empresas, como ya hizo en otras ocasiones. Otra posibilidad sugerida desde el mundo académico es que, si el Estado paga, el Estado pueda también ganar. "Los ciudadanos estadounidenses merecerían poseer participaciones (en las empresas socorridas)", aseguró el profesor Peter Morici, de Maryland. Pero los primeros actores en la solución de la crisis no llegaron a ese punto de las deliberaciones. Según los 200 economistas que ya firmaron una carta contra el plan Paulson, ahí radica el problema.

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