14 noviembre 2007

EL REY BORBON AÙN SE CREE QUE SU TATARABUELO FERNANDO VII REINA EN TIERRAS AMERICANAS...

El Dictador Francisco Franco y Juan Carlos de Borbòn

OpiniónPolémica con Hugo Chávez en la Cumbre Iberoamericana.

Por: Emilio Marín (LA ARENA)Fecha publicación: 13/11/2007


Durante mucho tiempo se recordará a la XVII Cumbre Iberoamericana como aquella donde al rey Juan Carlos se le salió la chaveta y quiso hacer callar a un presidente electo dos veces por votación popular.Se supone que a los reyes les proporcionan una educación refinada desde que nacen, con un ejército de esclavos atrás obedeciendo cada deseo. Debe ser por esto último que los monarcas se creen superiores al resto de los mortales, en la Europa presumida de culta donde aún se admite la realeza, una rémora de atraso político-cultural.

Juan Carlos de Borbón y Borbón -uno fruto más de la hemofilia- no es la excepción a aquella regla. Tataraniento de Fernando VII, cuyas expediciones de reconquista de la América en vías de liberación fueron derrotadas por Simón Bolívar y San Martín, el borbón terminó sacándose la careta de rey bueno y campechano. En Santiago de Chile, durante la reunión de presidentes y jefes de Estado iberoamericanos culminada el sábado, se salió de sus casillas y quiso mandar a callar de prepo al presidente Hugo Chávez.

El incidente es muy conocido de modo que no se redundará aquí. Solamente habría que subrayar que, además de maleducado, su “¿por qué no te callas?” dirigido al venezolano, implicó una defensa política del ex presidente José M. Aznar, al que aquél estaba denunciando como fascista.O sea, no es sólo una cuestión de formas. Está también el fondo del asunto: el rey salía con su exabrupto a proteger al ex líder del Partido Popular, de extrema derecha, responsable de muchas tropelías contra el pueblo español, el gobierno venezolano y la humanidad.

Esto último está comprobado por el apoyo que Aznar dio a George Bush en su agresión a Irak, cuando compuso el “triángulo de la Azores” junto al texano y a Anthony Blair. Inocencio Arias, el representante de España ante la ONU, fogoneaba en el Consejo de Seguridad los justificativos para la invasión siguiendo las órdenes del embajador de EEUU

De otro aspecto del incidente en Santiago de Chile se habló poco. El rey se retiró del recinto mientras usaba de la palabra el presidente de Nicaragüa, lo que significa que ofendió a dos presidentes. Daniel Ortega estaba fustigando a compañías españolas que saqueaban su país, caso de la eléctrica Unión Fenosa, contra la cual estaba alineado el 90 por ciento de los nicaragüenses.

Si al retar al venezolano, el borbón defendió al fascista Aznar, al desairar a Ortega se puso en abogado de las empresas depredadoras.El mandatario argentino mantiene una buena relación con Repsol pero varios presidentes no se guardaron sus críticas. Rafael Correa, de Ecuador, dijo que los capitales golondrinas no eran tales sino “aves de rapiña”. Juan Carlos es parte de esa banda, perdón, bandada.España y el golpeLas acusaciones contra Aznar están comprobadas. El 11 de abril de 2002 hubo un golpe de Estado largamente preparado por Bush, la CIA y las fuerzas conservadoras de Venezuela, con intervención del gobierno español de derechas y medios de comunicación con vasos comunicantes con Miami y Aznar, caso de Venevisión, del magnate Gustavo Cisneros.Cuando Pedro Carmona, titular hasta allí de la empresarial Fedecámaras, usurpó la presidencia en el Palacio de Miraflores, Caracas, había sólo dos representantes diplomáticos. “El embajador de los Estados Unidos en Venezuela, Charles Schapiro, fue el primero en entrevistarse con Pedro Carmona Estanga, el presidente de facto. Poco después lo hacía el embajador español, Manuel Viturro” (Eva Golinger, El Código Chávez).Habían muerto 20 personas, tiroteadas por los golpistas y, fraude mediático mediante, tales crímenes se habían adjudicado a disparos de los defensores chavistas.

Durante el golpe, dos oficiales norteamericanos con uniforme de combate y armados estaban dentro del Fuerte Tiuna, la comandancia del Ejército. Eran el teniente coronel James Rodgers y el coronel Ronald McCammon, oficial de inteligencia.Mientras tanto el mandatario constitucional estaba preso en la isla de Orchila, en el Caribe. Carmona había comunicado que disolvía el Parlamento, el Tribunal Supremo y demás instituciones democráticas. Esa brutalidad coadyuvó a que la población (y el sector no golpista de la Fuerza Armada Nacional) se decidiera a ganar las calles y reclamar la reposición de Chávez.

Ese resultado favorable se obtuvo en la madrugada del 14 de abril.En esos tres días el lobby estadounidense a favor del golpe fue explícito. El comunicado de la Casa Blanca puntualizaba que “los acontecimientos que tuvieron lugar en Venezuela han provocado un cambio de gobierno y la asunción de una autoridad de transición hasta que se puedan celebrar nuevas elecciones”. Mentía con que “Chávez ha renunciado a la presidencia, antes de renunciar, destituyó al vicepresidente y al gabinete, y se ha instaurado un gobierno civil de transición”.La administración Aznar siguió a pie juntillas a la Casa Blanca. El actual canciller español, Miguel Angel Moratinos, reconoció el 23 de noviembre de 2004 que el anterior embajador en Caracas, Viturro, recibió instrucciones de su cancillería para avalar el cuartelazo cívico-militar.

Moratinos estaba el sábado al lado de Rodríguez Zapatero y el rey, cuando el bolivariano dijo lo suyo. Sabía que era verdad. Pero ese canciller, socialista a la violeta como su jefe de gobierno, se hizo el desentendido. La defensa de Aznar usó el gastado argumento de que fue elegido por el voto popular. Hitler también. ¿Y? Rey enemigo

Producido el incidente en Chile, hubo un rápido alineamiento político de los presidentes y cancilleres presentes. Ortega apoyó a Chávez y le cedió unos minutos de su tiempo, lo mismo que el vicepresidente cubano Carlos Lage. Evo Morales también estuvo en ese bloque. Todos ellos, para reafirmarlo, concurrieron esa tarde al velódromo de Santiago donde culminaba la “Cumbre por la Amistad e Integración de los Pueblos”.Del lado español no hubo defensores directos en público. Por supuesto, presidentes como Alvaro Uribe, de Colombia, se sintieron más cerca de la postura española.

El peruano Alan García, que saludó la aprobación en el Capitolio del Tratado de Libre Comercio con su país, también estaba en el bando equivocado.

Néstor Kirchner hizo un silencio estruendoso. Pero al día siguiente estuvo junto a Cristina recibiendo a Rodríguez Zapatero en la residencia de Olivos, dialogando sobre la relación bilateral. Los Kirchner concedieron mayores tarifas y otras demandas de Edesur, Aerolíneas, Repsol y otras compañías ibéricas. Con esos pasos prácticos, las autoridades argentinas se ubican de hecho junto a España, aunque en las próximas semanas pondrán la firma en el Banco del Sur y agradecerán a Chávez. Es lo que Antonio Cafiero llamó -ante Mariano Grondona este domingo- “la capacidad de adaptación del peronismo”. ¿Adaptación u oportunismo?El 23 de julio Cristina, que aún no era presidente electa, fue recibida como tal por el rey en su residencia veraniega de Palma de Mallorca y al día siguiente por Rodríguez Zapatero.

El punto de vista oficial es que España es nuestro principal socio político y económico, partiendo del dato de que es el principal inversor.De acuerdo a esa valoración, España seguiría siendo nuestra “Madre Patria” y se pide su colaboración hasta para festejar el Bicentenario en 2010.No hay tal cosa. Las empresas españolas Repsol, Telefónica, Endesa, Gas natural BAN, grupo Marsans, Albertis, Dragados, Agbar, Banco Santander, Bilbao Viscaya, etc, se apropiaron de nuestros recursos naturales, los servicios públicos y negocios financieros, viales e inmobiliarios.El rey bueno es un lobbista de esos intereses espúreos, de cuyos negocios recibe comisiones y rentas. Esto pasaba antes con Mario Conde, el banquero de Banesto que fue preso por corrupción, y pasa ahora con Antonio Brufau, de Repsol.

Sólo así se explica que el patrimonio real fuera en 2003 de 1.790 millones de euros. El periodista del diario El Mundo de Madrid, Jesús Cacho, publicó una nota diciendo que la Casa Real debía demandar a la revista 'Eurobusiness' (que publicó esa cifra, en abril 2003) porque si fuera correcta querría decir que el borbón recibió dinero por fuera de la suma asignada por el presupuesto del país, 7,5 millones de dólares al año. Con esos ingresos legales, la suma le daba al periodista 210 millones de dólares. ¿De dónde salió la diferencia? Es muy posible que de una parte de las ganancias de las compañías españolas, por ejemplo las ya citadas en Argentina.




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