01 septiembre 2009

A 70 AÑOS DEL INICIO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, LAS REFLEXIONES MERECEN TENER UN ESPACIO....


Es por esto que cuatrotestimonios que desean hacer eco en un presente con vista al futuro, pero con huellas del pasado, lo invitan a hacer de un trágico suceso, memoria eterna.
Edith P. Era la más chica de una familia de seis hermanos, nació en Checoslovaquia y nunca percibió el rechazo hacia los judíos durante su juventud. La anexión a Alemania fue para ellos una noticia muy desafortunada.
Su hermano servía en el ejército checo y emigró a Israel poco tiempo después. La ocupación húngara en 1944 trajo más dificultades para los judíos. La comunidad judía fue forzada a vivir durante dos semanas bajo terribles condiciones. Posteriormente en junio de 1944 los subieron en camiones de ganado y los llevaron a Auschwitz, un campo de concentración. Fue separada de su familia, le rasuraron la cabeza y le dieron el uniforme de los campos de concentración.
"Auschwitz, si quisiera describirlo, diría que es, que no ha habido, que no ha habido, que la gente no ha inventado una expresión para describir lo que era Auschwitz. Era el infierno en la tierra. El silencio de Auschwitz era el infierno. Las noches eran el infierno y en los días nos levantábamos a las tres de la mañana, a las cuatro en el verano. ¡Cuando el sol salía no era como el sol! ¡Les juro que no brillaba! Estaba siempre rojo para mí, estaba siempre negro para mí, nunca fue vida. Sólo fue destrucción."La transfirieron junto con su cuñada. Obtuvo trabajo en la cocina y volvió a ser ella misma porque no moría de hambre.
Edith compartió la comida con los otros prisioneros. Fueron liberados el 14 de abril de 1945 por las tropas norteamericanas. Se casó y tuvo tres hijas. Considera que es muy importante que nadie nunca experimente lo que ella vivió.Marion P. Nació en Amsterdam, Holanda en 1920. Su padre era juez. Ella notó la tradición de ofrecer refugio a las víctimas de las persecuciones religiosas y la llegada de muchos refugiados judíos al aumentar el poder de Hitler. Aunque no pertenecía a una familia judía se sintió decepcionada de que el gobierno en Holanda no les otorgara facilidades a los refugiados.
Gradualmente se empezaron a implementar las medidas anti-judías y Marion se dedicó activamente a esconder judíos. Describe la invasión alemana el 10 de mayo de 1940:"Estaba camino a mis clases en la escuela de trabajo social y vi cómo llenaban un camión con niños judíos de una casa-hogar judía. Hubo varias mujeres que trajeron a niños judíos a Holanda y esta era una casa-hogar pequeña. Estos niños tenían entre dos y diez años. La forma en la que los alemanes trataban a los niños, en un día soleado a las nueve de la mañana mientras uno iba caminando por la banqueta, veía cómo se reían y hacían chistes al tiempo que recogían a niños pequeños de sus brazos, piernas, de su cabello; los aventaban al camión. Esto ayudaba a creer que eran capaces de cualquier cosa.
Hubo dos mujeres que atacaron a los alemanes tratando de detenerlos y fueron arrojadas al camión también. Fue entonces cuando decidí volverme más activa".Marion, arriesgando su vida salvó a muchos judíos en Holanda y posteriormente fue premiada por su gran rectitud moral. Después de la guerra fungió como trabajadora social.Rachel G. Nació en Brusselas, Bélgica en 1934 y disfrutó de una infancia feliz hasta la invasión alemana. A los judíos los forzaban a usar una estrella amarilla para identificarlos. Rachel se rebeló contra esa ley porque los niños no judíos no querían jugar con ella. Su madre le advirtió que por ley tenía que portar la estrella. Por su rebeldía recibió una notificación oficial de que ya no podía asistir a la escuela por lo que sus padres tuvieron que esconderla.
Conocían a un sacerdote católico y éste llevó a Rachel a un convento. Ella vivió en varios conventos durante la guerra. "Un día vino la Gestapo mientras yo estaba con las monjas carmelitas. Una de sus reglas es que no pueden ver a los hombres. Tocaron en la puerta y dijeron: ¡Queremos a la niña judía, sabemos que tienen una niña judía ahí! Las monjas dijeron que no. La Gestapo rompió la puerta. Lo que nunca voy a olvidar es que las monjas tenían una canasta muy grande con la ropa sucia, me metieron en la canasta con la ropa encima. Eso sucedió como en un segundo. Así fue como me salvé."Su padre murió y su madre sobrevivió a Auschwitz. Rachel espera vivir su vida como un buen ser humano ayudando a otros, sin importar su origen étnico, racial o su religión.
Magali B. Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1991, como resultado de la fusión de un padre y una madre, a su vez descendientes de la unión de cuatro seres a los que Magali luego llamaría bobes y zeides. Magali se convertiría el 30 de Mayo del año en que se creó el MERCOSUR, no sólo en hija, nieta, bisnieta, sino también en símbolo de una lucha por el asentamiento, por la inserción en una tierra alejada de un estilo de vida protagonizado por acentos acordonados por una numerosa cantidad de consonantes, distante de imperios y de costumbres y tradiciones europeas.
Nuevos proyectos, intento de combinación de bombacha de campo con tefilin, ganas de progresar; el ímpetu de una aspiradora de conocimientos, de nuevos ejes por trazarse, de sorbos de mate, de cucharadas de dulce de leche, de hambre de carreras académicas y de un bolsillo lleno para mantenerse en un lugar titulado desconocido… todo eso encerrado en un nuevo nacimiento, en un nuevo documento de identidad; una identidad forjada desde el nacimiento y que se fue resignificando a lo largo de los años, que se fue moldeando como plastilina, y que se potenció en sentido en un viaje que hizo a los 17 años.
Una travesía por la historia, por el pasado en un presente; una marcha hacia Polonia e Israel, en el cual cada paso, cada mirada, cada movimiento, cada foto se monumentalizaría no sólo como recuerdo, sino como testimonio, una crónica de identidad compartida y de resignificación de la historia. “MAJDANEK. Sol radiante, caras felices, nubes blancas haciendo espuma en el cielo celestísimo. Cielo gris. Ahora negro. Una gota. Otra. Y otra.Así empezaba otro día en Polonia. Cámaras de gas. Huecos dejados por historias de vida. Rastros de Ciclón B. ojos vidriosos. SHMA ISRAEL ELOHAY ATA AKOL YAHOL, NATATA LI ET HAYAY NATATA LI AKOL.Dentro de todo ese horror, se escuchaba un grito de esperanza realizado, encontrado en un Estado, el Estado de Israel. Un refugio, un sentimiento de hogar encontrado en todas las personas de ese campo.
Otra vez un torbellino de historias relatadas en fotos, documentos, zapatos, ollas, barracas que insultan, miradas llenas de bronca, furia y angustia. Cielo cada vez más triste. Esas gotas se continuaban en los ojos de todos. Y ahí una montaña de deseos hechas pedazos, familias destruidas, proyectos despedazados, carreras interrumpidas, sueños solventados. Abrazo. SHALOM. Israel esperándonos. Chocolate en mano. Sonrisa de vuelta. VIDA otra vez.”Edit P., Marion P., Rachel G., y Magali B. quieren compromiso, quieren que la HUMANIDAD recuerde y decida participar para que la memoria no se agote. Quieren que los seres humanos, como seres pensantes, no sólo no permitan que un suceso de tal magnitud vuelva a ocurrir, sino también llamarlos a que abran sus vías respiratorias para hacer entrar algo del ímpetu y del afán por el progreso que nos legaron algunas extrañas personitas de lejanas tierras que decidieron poblar el territorio de una proyección de vida que luego se llamó Argentina.
Por Magalí Bolotin para Radio Jai

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